Atletismo

María Pérez, la campeona que no se permite dudas: «Siempre pienso que soy la mejor»

La granadina celebró su oro en los 35 kilómetros con un festín de sushi

María Pérez, descomunal, ya es leyenda

María Pérez, tras proclamarse campeona EFE

«Tengo el subidón del triunfo, pero estoy regular, un poco mareadilla». Pese a la contundencia de su victoria, de hacer parecer fácil lo que en realidad es una heroicidad, María Pérez acabó tan agotada como el resto de marchadores. Eso sí, bastante más feliz. « ... Me veis ahora muy bien, pero en el momento en que me siente y visite a los médicos…»

La granadina no deja de cumplir sueños en una trayectoria que compite ya con la de otros grandes deportistas españoles. En Tokio tachó dos de golpe: «Me fui de aquí con un cuarto puesto en los Juegos y ahora me voy con una medalla. Y me faltaba un éxito entrando en un estadio olímpico». El círculo se cerraba al cruzar la meta recordando a su referente: «Cuando vi ganar a Miguel Ángel López en Pekín yo tenía 18 años. Y dije: '¡Joder, ojalá algún día pueda conseguir eso'. Hoy se lo he dicho, todo empezó con él».

Camino de la treintena, Pérez sigue disfrutando de una disciplina que le ha dado alegrías en todos los campeonatos y en la que despuntó muy joven. Campeona de Europa en 2018, ya es triple campeona mundial tras el doblete de Budapest que ahora aspira a repetir. Y suma además dos medallas olímpicas en París: plata en los 20 kilómetros y oro, junto a Álvaro Martín, en el relevo mixto. Lo tiene todo, pero no quiere detenerse.

El sábado volverá a la pista convencida de que puede ganar de nuevo en los 20 kilómetros. «Sé que tengo los focos encima de mí, pero yo voy a mi bola. Antes de competir siempre pienso que no hay nadie mejor que yo. Hoy, cuando estábamos en la carpa, me han dicho que lo mismo no salía una rival y he contestado: 'Me da igual, les voy a ganar a todas'. No tengo pensamientos negativos porque al final es una de las cosas que diferencia al ganador del perdedor».

El discurso suena a bravuconada, pero es más bien la consecuencia de una vida espartana. Sus entrenamientos en Sierra Nevada o en Font Romeu, entre kilómetros interminables y sesiones de técnica depurada, han reforzado su cuerpo y su mente. A ello se suma la capacidad de resistir en condiciones extremas, como las de Tokio: un 92% de humedad, rivales desplomándose... «En el 20 habrá rivales como la mexicana Alegna González, que no ha doblado finalmente y ahora es una de las claras favoritas al oro. Al igual que Jiayu Yang, la campeona olímpica en París. Intentaré estar peleando con ellas, pero tengo que recuperarme primero . Son 2 horas y 39 minutos que no me los quita nadie».

La dureza de la prueba no impide que Pérez mire más allá. Su calendario tiene marcados en rojo el Europeo de Birmingham en 2026 y el Mundial de Pekín en 2027, escalas hacia su última gran cita: los Juegos de Los Ángeles. Allí, con 32 años, pretende poner el broche a una carrera que ya es legendaria. Después vendrá otro horizonte personal. Pérez piensa en un parón definitivo. La idea de ser madre gana fuerza y no quiere posponerlo más allá de esa fecha. Pero de momento, come sushi para celebrar y sigue soñando con más.

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