FÚTBOL

El clásico más intenso: del descontrol de Vinicius a un bronco desenlace

El brasileño escenificó su indignación al ser sustituido y se marchó al vestuario, aunque regresó a tiempo para las dos tanganas finales, en las que Lamine era el objetivo de los jugadores del Madrid por sus polémicas declaraciones

El Madrid manda callar a Lamine

Vinicius, incrédulo e indignado al ser sustituido durante el Madrid-Barcelona REUTERS

Acoge el Santiago Bernabéu un nuevo episodio en la rivalidad entre los dos clubes más grandes del fútbol español, aunque lo hace en un horario poco habitual para este tipo de encuentros. La parroquia madridista adelanta su comida y cancela la sobremesa dominical para acudir ... a recibir a sus futbolistas, una recepción deslucida tanto en vistosidad como en decibelios y asistentes. Al contrario que cuando se llena el feudo blanco, que acoge la salida de los protagonistas con un imponente mosaico en el que presume de «grandeza».

Entre la afición merengue, hay un nuevo enemigo público número uno: Lamine Yamal. Las declaraciones del barcelonista acusando al Madrid de «robar» son gasolina para una parroquia que no sentía precisamente simpatía hacia el internacional español. Al recitar los onces iniciales, su nombre recibe un sonora pitada, y desde el minuto uno, recibe la animadversión del público en cada pelota que toca. Cada acción vencedora de un futbolista del Madrid contra Lamine es celebrada casi como un gol, desde una anticipación y recorte de Carreras hasta un pelotazo de Vinicius con el que impacta en el azulgrana para forzar un saque de banda.

Apenas unos minutos tarda en llegar la primera polémica, un posible penalti precisamente de Lamine sobre Vinicius. Soto Grado lo señala y el Bernabéu lo celebra entre los clásicos gritos contra el Barça, aunque su revisión y anulación desata cánticos en recuerdo de Negreira y contra la Federación, acusada de «corrupción». Es el Barça quien domina de inicio la posesión, lo que provoca los primeros «olés» entre la afición azulgrana con tan solo once minutos transcurridos. Una osadía a la que responde el Madrid con el misil de Mbappé, finalmente anulado por fuera de juego en un nuevo capítulo de la indignación blanca contra el árbitro y la RFEF.

Vuelve a subir al marcador un tanto del francés, esta vez de forma definitiva, para la doble euforia de un Bernabéu que no las tenía todas consigo respecto a la posición del galo, unas dudas despejadas y celebradas con el saque de centro. No acude Lamine junto al resto de sus compañeros para celebrar el tanto del empate, obra de Fermín, y en su lugar opta por hidratarse al mismo tiempo que mantiene un intercambio de pareceres con Vinicius. Una escena que se reproduce en varios momentos del partido, incluida una en la que el brasileño le reprocha su poco atrevimiento. «Solo pases atrás» es la frase que captan las cámaras de DAZN. Minutos después acapara el cariño del Bernabéu con su gran acción que desemboca en el gol de Bellingham.

Un cariño que se torna en incredulidad acompañada por algunos pitos cuando a falta de veinte minutos para el final Vinicius escenifica un enfado monumental al ser sustituido. Primero, observa receloso a Rodrygo en la banda, y cuando se confirman sus sospechas y ve su número en el cartelón, su indignación va 'in crescendo'. Se golpea en señal de lamento antes de encaminarse hacia la banda pidiendo explicaciones a gritos y los brazos abiertos. Al llegar al banquillo, prosiguen sus quejas a viva voz, no acude a saludar a Xabi Alonso ni a ningún compañero y, en vez de sentarse, se dirige al vestuario con el partido todavía por decidir.

Finalmente regresa para el desenlace del encuentro, en el que vuelve a ser protagonista. esta vez desde el banquillo. Su eufórica celebración pocos segundos antes de que el árbitro indique el final, con toalla en mano, desata un enfrentamiento entre ambos banquillos saldada con un carrusel de amonestaciones. Con el término del encuentro, son varios los jugadores que acuden en busca de Lamine para reprocharle sus polémicas declaraciones, entre ellos Carvajal, que le hace el gesto de hablar mucho con la mano. El azulgrana responde y les emplaza a proseguir su intercambio de pareceres, una frase retadora que desata una nueva tangana y enciende especialmente a Vinicius, que tiene que ser agarrado para no llegar a la posición de Lamine. Un bronco desenlace para poner el broche a un intenso clásico.

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