Simeone sonríe al fin a la decimoctava

Salen los rojiblancos a morder en los primeros segundos de encuentro. Una presión que se tuerce en espejismo, más por su incapacidad de robar y la clarividencia azulgrana que por el guion marcado. El asedio de los de Flick es total y el Atlético, replegado y resignado, espera que pase el chaparrón para empezar a jugar su partido. Una vez capeado el temporal inicial, los de Simeone no encuentran soluciones en ataque. Un impreciso De Paul, un desconectado Barrios y un desaparecido Griezmann dejan a un inofensivo Atlético a merced del acierto del Barcelona. Únicamente Galán es capaz de romper líneas. Y, ante la relajación general en las filas colchoneras, los azulgranas encuentran premio a sus constantes tentativas con el gol de Pedri.

Hasta los últimos minutos de la primera mitad, no logran los rojiblancos mostrar sus credenciales para competir el partido. Varias posesiones consecutivas, su primer disparo –aunque anulado– y, para poner el cierre a los primeros 45 minutos, una genial combinación colectiva desde Oblak hasta Julián Álvarez, desbaratada la ocasión por la zaga azulgrana. Concluido el entretiempo y recuperado el ánimo, vuelve a la carga el Barcelona, aunque en el segundo asalto el Atlético es capaz de mantener la posesión para frenar el ánimo local. La fiabilidad física que venía demostrando Giménez llega a su fin. El uruguayo, tras un gran trabajo sobre Lewandowski, vuelve a caer lesionado y deja su sitio a Witsel, amonestado en su primera acción sobre el polaco y evitando de forma milagrosa su gol en la siguiente.

Sigue el dominio en manos del Barcelona, pero encuentra el Atlético en los envíos de De Paul y los desmarques de Julián una vía de escape que, además, concluye en el tanto del mediocentro argentino en la primera ocasión rojiblanca de la noche. Tras la lección de máxima efectividad, vuelve el repliegue rojiblanco y el asedio culé.

Simeone, a pesar de los grandes resultados que le ha dado el cambio de esquema, vuelve a su esencia 'amarrategui' tras el empate y, con la entrada de Koke y Nahuel Molina, regresa a la poblada defensa de cinco. Una idea que refuerza el técnico argentino con la entrada de Le Normand. El objetivo, sostener bien replegados los ataques del Barcelona y tratar de sacar petróleo en algún contraataque o acción aislada, con Sorloth como principal referente. La primera ocasión llega en los pies de Barrios, pero el acierto de Iñaki Peña frustra momentáneamente el plan de Simeone. Lo que obliga a Oblak a erigirse en héroe para sostener el empate. La segunda llega en los instantes finales con una trepidante contra asistida por Molina y finalizada brillantemente por Sorloth.