Todo irá bien

Regreso al Camp Nou, el dinero por encima de los sentimientos

«El terreno emocional al que Laporta intenta llevar cualquier asunto, para sacar ventaja, tiene siempre una traducción contable»

«Messi no tendrá ninguna relación con el Barça mientras Laporta sea presidente»

En el Camp Nou, en obras AFP

El día del PSG, el Barça facturó 4,5 millones de euros con la venta de entradas para el partido. Medio millón son gastos. El resultado en el marcador fue una derrota, pero en la caja la victoria fue notable: cuatro millones de euros de ... ganancias por poner a 50.000 personas en Montjuic. Abrir el nuevo Camp Nou no costaría menos del medio millón que cuesta abrir Montjuic, pero los ingresos se reducirían a la mitad. Por este motivo Laporta no querrá volver al nuevo estadio hasta que el aforo permitido sea de por lo menos 45.000 personas.

Hace algunas semanas, el presidente habría aceptado este aforo reducido porque su interés era entonces abrir el estadio a cualquier precio, y aunque sólo fuera por un partido, con el objetivo de poder contabilizar en el ejercicio de la temporada 2024-25 los 100 millones de euros de los palcos VIP, bajo el pretexto -fraudulento, pero en fin- de que el servicio había empezado a prestarse. Desaparecida esta prisa, a Laporta no le interesa renunciar a más dos millones de ingresos por partido por el afán, ya más simbólico, de volver a casa. Además, un accidente, si fuera grave, causado por las obras o por las imperfecciones de la construcción, sería de las pocas cosas que podrían poner en peligro su reelección en las elecciones de la próxima primavera.

El Barça forcejeó todo lo que pudo con el Ayuntamiento de Barcelona para poder volver al Camp Nou a tiempo de influir en el anterior ejercicio contable, pero el alcalde de la ciudad aguantó el pulso, y el desgaste ante los barcelonistas, y ha esperado a verificar todas las licencias y permisos, para que le cubran en caso de fatalidad. El terreno emocional al que Laporta intenta llevar cualquier asunto, para sacar ventaja, tiene siempre una traducción contable: primero fueron los 100 millones de los asientos VIP y ahora son los 4 millones por la venta de entradas de cada partido, si el aforo llega, como el día de los franceses, a los 50.000. En pocos líderes europeos se da el caso de hablar tanto de sentimientos sin que al final los motivos reales por los que toma las decisiones tengan nada que ver con ellos.

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