Todo irá bien
No matéis al canapé
«Laporta al entrar en el palco hizo saltar algunas bandejas de canapés por los aires, furioso por el empate contra el Granada y los improperios de algunos aficionados»
El enfado de Laporta en el palco: gestos, voces y una bandeja de canapés por los aires
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Iniciar sesiónLaporta al entrar en el palco hizo saltar algunas bandejas de canapés por los aires, furioso por el empate de su equipo contra el Granada. Minutos más tarde el club matizó que el enfado no le venía sólo del ridículo que el Barça hizo, ... que también, sino de los improperios que algunos aficionados le habían dirigido. Eran improperios justos, porque el hundimiento del club tiene un principalísimo responsable y es el presidente.
Él ha creado esta telaraña de mediocridades y de incompetencias, de fichajes absurdos, que sólo se justifican por cuestiones extradeportivas y un entrenador que él es el primero que dice que no lo quería. No matéis al canapé porque no tiene ninguna culpa.
Además, el Laporta independentista que tanta democracia exige a España, y que «deje votar al pueblo de Cataluña», la emprende contra las bandejas cuando este mismo pueblo del que tanto se hace el soldado expresa su opinión y no es de su agrado. A Laporta le gusta la libertad hasta que van a reclamársela.
El Barça ha sido siempre una cierta metáfora de Cataluña y que una masa social acrítica haya permitido la degradación de este club tiene que ver con lo que los barceloneses le permitieron a Ada Colau y los catalanes en su conjunto a los dirigentes independentistas. Es la misma irresponsabilidad, el mismo fanatismo y la miseria como resultado compartido.
Laporta no puede escudarse en que le presionaron para que contratara a Xavi, porque los presidentes de los clubes importantes siempre reciben presiones y eso no los hace menos responsables de las decisiones que acaban tomando. Laporta no puede desvincularse, tampoco, de unos personalísimos fichajes no pedidos por el entrenador, y que responden a los intereses y las comisiones de sus mánagers amigos, en cabeza de Jorge Mendes.
La situación del Barça no es atribuible a la mala suerte o a que la pelota no entre. Ha habido un cinismo, una dejadez, una manera intencionada de hacer las cosas cuyo fin de trayecto ha sido el que desde el principio vaticinamos -y por ello hemos sido largamente perseguidos y querellados- los que no participamos del círculo de amistades del presidente ni de los negocios que se generan a su alrededor.
Los canapés no tienen ninguna culpa en lo deportivo, pero si tenemos en cuenta lo malos que son y el estado de salud del presidente, tirarlos al suelo ha sido en mucho tiempo su única decisión inteligente.
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