Todo irá bien
Las tristes miserias del adiós de Xavi
«Si a partir de este miércoles contra Osasuna hay más desastres que lamentar, él ya no será como hasta el sábado el malo de cada derrota y las miradas se dirigirán a los jugadores y al presidente»
Xavi anuncia su adiós a final de temporada
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónXavi como siempre ha tomado la decisión más infantil y egoísta. La del niño que se enfada cuando le llevan la contraria. La del que en los momentos importantes –también lo hacía como futbolista– se borraba. Xavi es el que se queja de los sorteos, ... de los árbitros, de los caprichosos fichajes de Laporta y sus amigos comisionistas pero el que hasta hace muy poco nunca se atrevió a presentar sus alineaciones y se limitaba a obedecer como un empleado más.
Xavi es el que tira la piedra y esconde la mano, el que nunca se atrevió a enfrentar al presidente pero creaba las polémicas con insinuaciones y filtraciones. Xavi es el que en las ruedas de prensa negaba la realidad con discursos surrealistas hasta que la realidad se lo ha tragado. Desde el día en que llegó al que pronto será su excargo, ha tenido más miedo de que le echaran que confianza en su idea del fútbol y ya no digamos talento para realizarla. El anuncio de su marcha tiene que ver con este pánico y es su último truco, cobarde y mezquino, de esquivar el despido. Xavi ha buscado salvar el culo, lo poco que le queda de prestigio y que cuando vaya a los restaurantes los demás clientes le compadezcan y culpen a Laporta o a los jugadores, en lugar de gritarle desde las mesas más alejadas –siempre cobardemente, somos del Barça– que se marche.
La decisión estaba en los planes de Laporta y en el sentimiento de Xavi, pero el 'staff' más cercano –con la excepción de su hermano– se enteró durante la rueda de prensa. El presidente dice que le concedió estos cinco meses de propina porque «es Xavi»; cuando la verdad es que no tiene ni proyecto ni dinero para sustituirlo y sólo por ello lo aguantará hasta final de temporada. Xavi quiere este tiempo para cobrar los correspondientes meses –esa tacañería de Tarrasa– y por no irse como un perdedor y para intentar una gesta que pueda ser su legado. Pero en lugar de asumir con gallardía el reto, ha preferido el egoísmo de salir del foco y esto es lo que está en el corazón de su renuncia. Si a partir de este miércoles contra Osasuna hay más desastres que lamentar, él ya no será como hasta el sábado el malo de cada derrota y las miradas se dirigirán a los jugadores y al presidente.
Esta hipersensibilidad ante la crítica no es ajena al grave error que Xavi cometió contratando al periodista de Mundo Deportivo Edu Polo para gestionar su relación con los medios. Antes de que Polo llegara, las ruedas de prensa del técnico eran una balsa de aceite. Pero Polo tenía un pasado sectario que no sólo no atenuó tratando bien a todos, sino que lo exacerbó extremando sus filias y fobias, ninguneando a los que despreciaba y machacando a los que en otros momentos de su trayectoria profesional habían sido sus enemigos. De modo que la principal queja de Xavi, que es la del trato que recibe de la prensa, está directamente relacionada con la torpeza de su fichaje más personal.
La relación con Laporta tampoco ha sido fácil, ni agradable. El presidente no quería a Xavi ni mucho menos a su hermano y así lo ha ido deslizando a cualquiera que le preguntara. «No es mi entrenador. Lo fiché porque lo de Koeman era insostenible y mi entorno me presionaba. Yo habría preferido esperar y contratar a otro». A esta frialdad –por decir lo menos– presidencial, y al hecho de que el entorno de Laporta está formado por amiguetes que tienen muchas otras prioridades que la futbolística, hay que añadir que Xavi se ha ido quedando solo. Trabajaba muy a gusto con Mateu Alemany, y con Jordi Cruyff eran íntimos amigos. Con Deco no ha habido grandes broncas pero su anuncio tras el partido del Villarreal tiene que ver con que sabía que el portugués tenía tomada la decisión de proponer su cese a final de temporada.
Xavi quiere intentar hasta el final que sus ideas den fruto. Desde el anuncio sorpresa se siente liberado de cualquier presión para intentarlo y además si no le sale bien, que parece lo más probable, tendrá de excusa la inmadurez de los jóvenes y los desmanes presidenciales. Si algo se le da bien a Xavi es encontrar culpables. Laporta lo aguantará si un descalabro no le obliga a tomar una decisión más inmediata. La idea de poner a Rafa Márquez continúa vigente pero el presidente es consciente que el paisaje está tan destruido que cualquier temeridad podría dirigir la ira de los aficionados hacia el palco. Laporta necesita un escenario menos desesperado para cerrar con el mexicano el círculo de amiguetes puestos en los cargos estratégicos del club, en los que se toman y cristalizan las principales decisiones económicas. Nada se puede descartar, pero el presidente necesita ganar tiempo: no puede pagar a un buen entrenador y si su cómplice Márquez fracasa, será también su fracaso. Los rumores que interesadamente se propagarán en los próximos días serán la cortina de humo para disimular la falta de ideas, de conocimientos y de estrategia en un presidente que todo lo fía a la improvisación, al regate corto y a la gestión familiar del club.
-
El Barça hace el ridículo y encaja cinco ante el Villarreal
Salvador Sostres -
Porque más allá de la pobreza de recursos, sobre todo intelectuales, que ha demostrado Xavi, y que lo incapacitan como primer entrenador de un club tan complejo como el Barça, el naufragio azulgrana tiene su centro de gravedad en la constante improvisación presidencial, en la ruina económica causada por fichajes escandalosos como el de Vitor Roque, entre otros desmanes financieros cuya desfachatez hemos ido denunciando desde ABC ante la cómplice pasividad de la prensa deportiva catalana, que al final no ha tenido más remedio que unirse a la denuncia de unos hechos que hay que decir que jamás se habrían podido producir, por lo menos con tanta impunidad, de no haber sido por su silencio que en el mejor de los casos ha sido antiprofesional, y en el más probable, canalla por interesado.
Guardiola le dijo a Laporta, hace dos años, «somos pobres y necesitamos dos años para construir algo». Laporta le respondió que el Barça no podía perder dos años. Los ha perdido igualmente pero sin construir nada, entre otras cosas porque el fútbol no era el proyecto de Laporta y su banda. También porque el descalabro del equipo y del club se ha llevado por delante la superstición del carisma milagroso de un presidente y ha quedado al descubierto que no entiende cómo funciona el fútbol de hoy.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete