Pelea por el ascenso a Primera

Mirandés: una lucha continua contra el «ya caerá»

El Mirandés, equipo con menor presupuesto de Segunda, silencia a los que auguraban que acabaría desinflándose y acaricia su primer ascenso a la élite del fútbol

Oviedo, una fe inquebrantable

Alessio Lisci, entrenador del Mirandés, en Anduva, estadio del equipo EFE

Israel Íñiguez

De los campos más humildes de la Tercera división riojana, navarra o castellanoleonesa a tener la posibilidad de jugar en estadios como el Santiago Bernabéu, Camp Nou o el Metropolitano. De 50 temporadas en Tercera división a estar a tan solo dos partidos de figurar ... en la considerada, junto a la Premier, mejor liga del mundo. Ese es el meteórico ascenso de un Club Deportivo Mirandés que, desde la más absoluta humildad, se encuentra a un paso de colocar su nombre, por primera vez desde su fundación (1927), entre los grandes transatlánticos del fútbol español. Un hito que tiene al alcance si supera la eliminatoria final por el ascenso a Primera división que le enfrenta al Real Oviedo y que se abre este domingo 15 de junio (19.00 horas) con el encuentro de ida en Anduva.

Miranda de Ebro, ciudad de 36.000 habitantes, respira Mirandés por todos sus poros. Puedes pasear por ella un día cualquiera y todas las tertulias de bar giran en torno a su equipo. Pero esto no es de ahora, que se ha puesto de moda. Hace apenas 15 años, cuando el equipo bregaba en esos campos de Tercera, la situación era la misma. El sentimiento rojillo no ha cambiado, lo único que ahora su club del alma aparece en las páginas de periódicos de tirada nacional, en las tertulias radiofónicas y en los programas de televisión.

Mucho se ha hablado del comienzo de temporada. Que si el número de jugadores, que si los partidos de pretemporada… Podemos enfocar la realidad de manera bien distinta. Si bien es cierto que no deja de ser un milagro deportivo que un equipo con 3.500 socios y un presupuesto de 8,5 millones (uno de los más bajos de la categoría) esté a las puertas del ascenso a Primera división, no es menos cierto que habla muy bien del trabajo que viene realizando el club en los últimos tiempos. Desde el último ascenso a Segunda B (temporada 2008-2009), el Mirandés ha disputado once temporadas en Segunda división y otras cinco en la categoría de bronce. No hay que olvidar que la entidad ha estado ni más ni menos que 50 años en Tercera. Con una filosofía muy marcada de no hacer locuras con el presupuesto y apostar por los grandes talentos de las mejores canteras del fútbol español (esto requiere mucho trabajo de rastreo, de análisis y de negociación), el equipo rojillo ha llevado su pequeña embarcación a las puertas de la élite del fútbol español.

Obviamente nadie apostaba por esto al inicio de campaña. Ni el mirandés más optimista aventuraba lo que este domingo se vive en Miranda de Ebro, donde se ha desbordado la ilusión ante la histórica eliminatoria contra el Real Oviedo. Los aficionados, siempre fieles, se han enfundado su casaca rojilla cada fin de semana dispuestos a disfrutar de cada partido de su equipo en Anduva, o desplazándose allá donde hiciera falta, sin pensar más allá del objetivo de los 50 puntos que les permitieran disfrutar una temporada más de la división de plata.

Ahora bien, la competición ha ido avanzando y el Mirandés coquetea de manera firme y sueña despierto con el ascenso a Primera división, de la que le separan solo dos partidos. El «ya caerá» que se aplicaba machaconamente al Leicester la temporada que conquistó la Premier inglesa ha sido el mismo mantra que se ha repetido entre las aficiones rivales todo el curso ante la sorprendente trayectoria del equipo entrenado por Alessio Lisci.

Ajenos a estos comentarios y con la ilusión del «por qué no», los 'Jóvenes Jabatos', peña de animación, han ido alentando al público de Anduva para, como dice la canción, llevar al equipo en volandas. Miranda ha ido despertándose cada día con la misma cantinela, pero en esta ocasión con el «os imagináis que…».

Como la España de Vicente del Bosque, o como cualquier otro equipo que haya puesto su pica en Flandes, necesitas una mínima dosis de buena suerte. En Miranda, San Juan del Monte y la Virgen de Altamira han ido echando un capote a los de Lisci. Los goles de Panichelli (vaya temporada la suya) y Pablo Tomeo en el añadido de los partidos ante Eibar y Córdoba ayudaron al equipo a acercarse a la gesta más importante en la historia del club, incluso por encima de la dos semifinales de Copa del Rey ante Athletic de Bilbao (temporada 2011-2012) y Real Sociedad (2019-2020). Ganar la eliminatoria final ante el Real Oviedo es la guinda que persigue el equipo para poner el broche de oro a una temporada de ensueño.

La gestión de Lisci, el criterio de Gorrotxategui y Alberto Reina y los goles de Panichelli son quizá los aspectos que más han deslumbrado al aficionado, pero en Miranda se sabe que poder llegar a las puertas de la máxima categoría ha sido una labor de mucha gente, club, cuerpo técnico, jugadores y afición, yendo todos de la mano y remando en la misma dirección. Y eso, en un mundo y una sociedad tan polarizados, es francamente difícil de conseguir.

La ciudad ha sufrido mucho en los últimos tiempos. Cierres de empresas, pérdida de puestos de trabajo, de población y de servicios, gente que ha tenido que salir en busca de oportunidades… Pero, una vez más, el fútbol ha sido el nexo de unión, la válvula de escape y la ilusión con la que afrontar cada semana. Ahora, pensar que por Anduva pueden tener que pasar los Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao y compañía llena de orgullo a todos los mirandeses y mirandesistas. Y por más quese pellizquen, comprueban que es no es ningún sueño que su equipo está a dos partidos del ascenso. Una gesta que pasa por encarrilar esta tarde la eliminatoria ante los asturianos.

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