Es fútbol y es femenino
La lista del cabreo
«¿Qué supone que llegue García a la selección? Pues, sencillamente, que pone en el disparadero de salida al flamante fichaje madridista: Alba Redondo campeona del mundo»
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Lucía García, durante un partido de la selección
Ya tenemos la lista de las jugadoras de la selección española de fútbol femenino que nos representará en los Juegos Olímpicos de París. Y, para no perder la costumbre, ya tenemos una vez más el lío armado.
Ni los profesionales que nos dedicamos a ... estos menesteres, ni muchos de los aficionados, ni (con total seguridad) muchas de las jugadoras y cuerpos técnicos, aunque callen, entendemos la presencia en esta lista de la jugadora Lucía García. Lucía nació en Bilbao por causas del destino. Sus padres, que vivían en una aldea de Asturias, tuvieron que desplazarse hasta el Hospital de Cruces de Bilbao, pues se avecinaba un parto de riesgo: su madre estaba embarazada, ni más ni menos, que de cuatrillizos. Nacieron tres chicos y la habilidosa Lucía, que, fascinada por el fútbol desde bien pequeña, acabaría con los años siendo la niña mimada de la Federación Asturiana de Fútbol. Exactamente la misma federación que aupó sin fisuras la candidatura de (la también asturiana) Montse Tomé para que fuera la seleccionadora absoluta.
La aparición en escena de Lucía choca, en un principio, porque ha hecho una más que discreta temporada con su hasta ahora equipo, el Manchester City, con el que no renueva para dar el salto a América. Lucía García llevará, a partir de la temporada que viene, la camiseta blanquinegra de las mexicanas Rayadas de Monterrey. Pero, en términos meramente futbolísticos, ¿qué supone que llegue García a la selección? Pues, sencillamente, que pone en el disparadero de salida al flamante fichaje madridista: Alba Redondo, campeona del mundo y titularísima en la cita de Australia y Nueva Zelanda.
Alba, dicho sea sin tapujos, nunca ha sido santo de la devoción de la seleccionadora Tomé, quien ha priorizado a su compatriota (aunque vasca de nacimiento) Lucía García. Alba, muy al contrario que García, ha hecho una buena temporada, de recorrido ascendente, a base de talento, mucho trabajo y esfuerzo: a medida que iba avanzando la competición, ella más se crecía.
Así las cosas, tenemos desnortada a la afición, sorprendidos a los profesionales y, lo que es más peligroso, cabreadas a las jugadoras. Voces insistentes del entorno de la selección se han quedado afónicas de repetirnos que sí, que las cosas estaban cambiando. Pues parece que no tanto. ¿Queremos más jaleo? Vamos a ello. Los mandamases han decidido que para la concentración de estos días desterraban a los cuarteles de invierno de los Ángeles de San Rafael a las campeonas del mundo, y dejaban paso en el cuartel general federativo de Las Rozas a la selección masculina… sub-21, que es la que competirá en los Juegos de París. Pero hay más. No está aún confirmado que nuestras campeonas del mundo vayan a poder estar en el vistoso desfile olímpico, porque debutan el próximo 25 de julio ante Japón en el estadio La Beaujoire de Nantes. Algo que, a buen seguro sería ilusionante para ellas. Lo que sí es un hecho es que las jugadoras no podrán convivir con el resto de deportistas en la Villa Olímpica, pues los partidos de fútbol no se juegan en París. La selección estará alojada a 385 kilómetros, exactamente en Nantes.
Como colofón, a un mes de los juegos, hay que comentar la salida del que fue fichaje estrella de la RFEF para el fútbol femenino, el director deportivo Markel Zubizarreta. Además de lo que él mismo contó en la rueda de prensa de su despedida, su salida tiene un claro trasfondo silencioso.
A Markel no le han dejado trabajar, en la RFEF se han dedicado a ponerle palos en las ruedas. Desde la dirección del fútbol femenino apuestan para ese puesto por Javier Lerga. Nombrado segundo de Montse Tomé cuando se convirtió en seleccionadora, anteriormente Lerga desempeñó su labor profesional como director de la Escuela de Entrenadores de la federación navarra, compatibilizando su labor con sus quehaceres en la RFEF. Así que vuelta la burra al trigo: parece que los presidentes de las territoriales tienen cierta querencia a colocar cargos provenientes de su comunidad territorial. ¿Injerencias? Eso será harina de otro costal.