Santos

De eso, y no de otra cosa, es de lo que se queja el Real Madrid a través de su canal de televisión. La tele blanca protesta porque, un año después de que se supiera que el Barça pagó durante 17 años 7'3 millones al vicepresidente arbitral, en el CTA sigan 'Los mismos' cantando 'Sugar, sugar'. Ver a san Joan hablando de adulteración es como asistir a un coloquio sobre la abolición de las armas de fuego dirigido por William H. Bonney.

A san Xavi le parece que la polémica arbitral está en 'Madrit', que vuelve a robarles una vez más. Él ya se temió que a su Barça fueran a impedirle que ganara esta Liga. La única duda que tengo a propósito de lo dicho por san Xavi es si él se cree de verdad lo que dice o por el contrario se lo escribe san Joan. Ojo, no me parece descartable que un entrenador que consintió que le hicieran una convocatoria permita ahora que le indiquen lo que tiene que decir. Para san Xavi lo de que el juez hable de «corrupción sistémica» o de «estructura clientelar» es 'peccata minuta' al lado del penalti en contra que le pitaron el otro día al Almería.

Hasta ahora teníamos línea de santos pero nos faltaba el bingo de san Diego Pablo. De Simeone podremos decir lo que sea menos que protesta a los árbitros desde la banda, eso sí que no. Si alguien me muestra una imagen, sólo una, de san Diego Pablo haciendo aspavientos, yendo a presionar al cuarto árbitro o quejándose por alguna jugada, yo dejo inmediatamente el periodismo. A san Diego Pablo, que como futbolista también fue un ejemplo de diplomacia, le preocupa que se deje trabajar en paz a los colegiados. No está acreditado que él dijera aquello de que la Liga estaba peligrosamente preparada para el Madrid. Como diría el añorado Tip, ¡santos varones!

El peor es sin lugar a dudas Ancelotti y su peligrosa e hipnótica ceja ondulante.