El segundo palo
La caída
«Era el imperio Negreira el que se estaba desmoronando en vivo y en directo ante nuestros ojos; pero, ¿su tropiezo también era verdadero o acaso estaba fingiendo?»
Caso Negreira: la edad de oro en títulos del Barcelona
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Iniciar sesiónLa caída del imperio Negreira justo cuando ya estaba a puntito de acceder al Instituto de Medicina Legal de Cataluña provocó en mí varias reacciones. La primera: ¿era él? ¿Y no sería alguien muy parecido al ex vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros? Ahora, ... con esto de la Inteligencia Artificial, yo puedo pasar perfectamente por Negreira y Negreira puede pasar por mí e incluso escribir este artículo para ABC, de modo que la duda me pareció razonable.
Podía ser un tiktoker o un youtuber buscando fama. O un señor de Calabardina, en la provincia de Murcia, muy parecido a Negreira y que no tuviera nada que ver con el mayor escándalo de la historia del deporte español. Podía haber ido allí simplemente para pedir una baja o una pensión y encontrarse con un estrellato inesperado: «Dionisio, ¿se puede saber qué haces tú saliendo en todos los telediarios?»...
Aún tengo mala conciencia por la otra duda que me surgió y por eso quiero pedir perdón por adelantado. De acuerdo, era el imperio Negreira el que se estaba desmoronando en vivo y en directo ante nuestros ojos; era él y no un influencer, pero, ¿su tropiezo también era verdadero o acaso estaba fingiendo? Sé que, aunque no lo reconozca, a usted, querido lector, también le asaltó la sospecha.
Él iba allí para certificar que no estaba en condiciones de testificar en el caso que lleva su nombre y, ¿qué mejor que apoyar esa tesis adornándola con una demolición controlada al estilo de las que se llevan a cabo con los edificios en ruinas? ¿Soy mala persona por pensarlo? ¿Y peor aún por trasladar al papel mis oscuras cavilaciones?
Comprobada la identidad del desplomado y eliminado de mi mente el negro nubarrón de la veracidad del trompazo, la caída del Imperio Negreira sí que me pareció el trasunto ideal de este espinoso caso, un colofón que no habría podido imaginar ni el mismísimo Hitchcock.
A eso juegan los culés, a disfrazar la verdad, a disimular los hechos, a manipular nuestras mentes para que acabemos pensando que Anthony Blake tiene razón cuando dice que todo lo que hemos visto es fruto de nuestra imaginación. Si se pagó fue por nada y nada es lo que se recibió a cambio. Es más, el Barça fue perjudicado, al Real Madrid le ayudó Franco, Messi nació en Esplugues de Llobregat y los Negreira son un grupo de música folk. ¿A quién van a creer, a mí o a lo que ven sus propios ojos?
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