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El segundo palo

Adivina quién viene

A Bellingham me lo puedo imaginar perfectamente tomando un vermú en Casa Camacho y luego yéndose a Las Ventas a ver a Talavante

Espartaca

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Bellingham, en el partido de Champions del Real Madrid en Nápoles AFP
Juanma Rodríguez

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Qué difícil es caer de pie en el Real Madrid, es como el salto Biles. No basta con ser extraordinariamente bueno, la inmensa mayoría de jugadores que fichan por el mejor club deportivo de la historia lo son, también influye la buena estrella. Cuentan que ... a Napoleón no le interesaba tanto de sus generales la destreza estratégica en el campo de batalla o su capacidad de liderazgo como su suerte. «¿Tiene suerte?», preguntaba, «pues al frente». Es particularmente difícil encajar desde el primer minuto de juego en un club tan complejo como el merengue y más aún siendo inglés, pero Jude Bellingham lo ha hecho. Ninguno de los futbolistas procedentes de aquella Liga acabó triunfando del todo por estos lares, de modo que, cuando dices «inglés» en el Santiago Bernabéu, la gente tiende a tentarse instintivamente la ropa pensando en Woodgate. Los británicos tienen fama de raretes, de gente acostumbrada a ir por ahí colonizándolo todo y a que el mundo entero gire a su alrededor, y aquí, en el Madrid, todo gira alrededor del escudo, y no precisamente del de Carlos III. A Jude me lo puedo imaginar perfectamente tomando un vermú en Casa Camacho y luego yéndose a Las Ventas a ver a Talavante.

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