El escándalo Rubiales
Jorge Vilda, el campeón sin futuro
Abandonado por su cuerpo técnico y por las jugadoras, la adhesión a Rubiales destruye su cénit profesional tras la conquista del Mundial
La RFEF destituye a Jorge Vilda como seleccionador
Sigue en directo el sorteo del Mundial 2026 y conoce los rivales de España en el campeonato, los grupos, los cruces y los emparejamientos
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónJorge Vilda encarna una terrible contradicción: ha ganado el campeonato del mundo, pero no tiene ni cuerpo técnico (dimitieron todos hace diez días) ni jugadoras (han prometido no volver mientras esté él). Le prometieron hace dos semanas un contrato de cuatro años por 500.000 euros anuales ... , pero ha perdido su empleo. Luis Rubiales ha sido su mentor –le mantuvo durante toda la crisis de las 15 'amotinadas'– y su condena a perpetuidad: en pleno escándalo internacional, los aplausos en aquella Asamblea del viernes 24 de agosto le quitaron legitimidad para encabezar el nuevo reto de la Selección (participar por primera vez en unos Juegos Olímpicos). España tiene tres meses para clasificarse, y sin futbolistas es complicado lograrlo; la Federación le ha bajado definitivamente el pulgar.
Hubo otros miembros federativos que quedan marcados por sus aplausos aquel viernes, pero su reputación no estaba tan desgastada como la del técnico campeón (cuya rectificación el día después no contentó a nadie). La espiral inimaginable de las últimas semanas ha reconciliado a las jugadoras con la opinión pública, que no comprendió su silencio durante la crisis de 'las 15'. El fútbol femenino había ofrecido ya varios ejemplos de vestuarios rebeldes que fuerzan la destitución de un técnico (baste recordar el caso del antecesor de Vilda, Ignacio Quereda), y la sociedad española tildó su postura de caprichosa. Rubiales también. ¿Por qué ninguna futbolista explicó entonces en público lo que decían sobre Vilda en privado?Por miedo, coinciden todas las fuentes consultadas, además de falta de experiencia en la ingrata posición de encontrarse en medio de un huracán mediático.
Se sabía que Vilda visitaba a las jugadoras en sus habitaciones a las once de la noche, como si tuviese miedo a que organizasen fiestas privadas: una costumbre que fue irritando a las futbolistas, toda vez que algunas de ellas habían cumplido ya los 30 años y, como dice alguien muy próximo a ellas, «no necesitaban una niñera». Esa curiosidad constante sobre sus quehaceres, sumada a una desconfianza constante sobre la comunicación externa, fueron alejando al seleccionador del núcleo del equipo. Las jugadoras del Barça, campeonas de Europa, pedían además nuevos métodos de entrenamiento y preparación física.
Conocida era también su falta de experiencia profesional –antes de entrar en la Federación, Vilda sólo había entrenado al Canillas, un modesto club de Hortaleza. Las jugadoras solicitaron cambios: el primero, que Vilda dejase de ostentar a la vez el cargo de seleccionador y de director técnico. Antes del Mundial, cuando se produjo el acercamiento entre 'las 15' y la Federación, ésta les prometió que Vilda saldría de la Selección después del campeonato. La oferta de renovación hecha por Rubiales el viernes 24 les sentó como una traición definitiva. (Hay un rumor atronador acerca de cómo Rubiales participó en la confección de las alineaciones durante todo el Mundial).
No es casualidad que el conflicto estallase el verano pasado, después de la Eurocopa de Inglaterra, donde España cayó eliminada en cuartos de final contra el equipo anfitrión. Hay una anécdota que ilustra los motivos de las chicas ya hace un año: un error de Vilda y sus ayudantes hizo que el día de descanso organizado para pasar el día con las familias no se fijase varios días antes del partido crucial de cuartos, sino dos días antes. «Tenías que vernos a todas paseando por Londres», dice una fuente del grupo, «haciendo compras y sacándonos fotos mientras las rivales se entrenaban… De 9 a 9».
España perdió el partido y las jugadoras se conjuraron para forzar cambios. Los modales de Vilda (rasgo valioso en vestuarios no siempre fáciles de gestionar) y su conocimiento de la burocracia federativa no eran ya avales suficientes. Había pasado de ayudante en la sub-17 a seleccionador absoluto en ocho años (un ascenso fulgurante cimentado en triunfos con las categorías inferiores). Pero el fútbol femenino español había cambiado mucho desde 2015.
«No le deseo a nadie por lo que estoy pasando estos días», dijo Vilda ante la prensa cuando estalló el conflicto hace un año. El escándalo de este verano ha convertido esa tormenta, sin embargo, en un chispeo sin importancia. Rubiales afirmó que el gesto de los testículos en el palco iba dirigido a él, «por lo mal que lo habían pasado estos meses». Las chicas piensan que iba dirigido a ellas (especialmente a las que no acudieron al torneo). Aunque equivocado, Vilda podrá decir al menos que es el único miembro del equipo que se mantuvo leal al jefe hasta el final. Además de ganar un Mundial. Se lleva una jugosa indemnización, pero a corto plazo le llegarán muchas menos ofertas de las que hubiese recibido si su jefe no hubiese cortocircuitado de semejante forma frente a las cámaras de todo el mundo. Quién sabe si quizá la UEFA le hubiese dado también el premio a mejor entrenador del año el viernes pasado.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete