Franck Kessié, el 'presidente' que alegra el vestuario del Barcelona

El domingo llegó su momento después de que Militao le privara de ese protagonismo hace días en la ida de la semifinal de la Copa del Rey jugada en el Bernabéu. Entonces, el brasileño se marcó en propia puerta después de una excelente jugada que el africano no supo culminar. Esa misma noche su compañero Ansu Fati impidió con su cuerpo que un disparo franco suyo acabara en la red de Courtois. Del clásico del domingo en el Camp Nou, sin embargo, salió como héroe inesperado. Su remate con la derecha ya en el tiempo de prolongación supuso el triunfo ante los de Ancelotti. Premio gordo, Liga y media en el bolsillo.

Antes de abrazarse con su agente, con el seleccionador de Costa de Marfil y con media plantilla del Barcelona, a Kessié le dio tiempo realizar el saludo militar, un ritual que repite cada vez que marca y que tiene un trasfondo emocional. «Celebro los goles con ese saludo como homenaje a mi padre. Me acuerdo que él hacía ese gesto. Lo perdí muy pronto, cuando era un niño, y sé que cuando lo hago él se siente orgulloso y me mira desde alguna parte». Solo tenía 10 años cuando su progenitor murió en un combate durante la cruenta guerra civil en la que se vio inmersa su país entre 2002 y 2007.

A Kessié le ha costado ganarse el respeto del Camp Nou, donde los ratitos que le ha ido dando Xavi se le antojaban insuficientes para demostrar las razones por las que en el fútbol italiano era una referencia y un jugador carismático. La lesión de Pedri se ha presentado como una oportunidad que no ha desaprovechado. En el clásico del domingo se sintió tan importante como lo era en el Milan, donde incluso Ibrahimovic le cedió los lanzamientos de penalti. «Ha sido una sensación inexplicable. Estoy muy feliz de haber marcado delante de 95.000 personas, no me creía que había marcado el gol», apuntaba tras sentenciar al Madrid.

Fichado por Mateu Alemany como una oportunidad de mercado (quedaba libre) no ha podido desbancar a Busquets, Pedri o Gavi, pero ha demostrado que su perfil era necesario en el Barcelona. Profesional y con capacidad de liderazgo, en el vestuario se le conoce como 'el presidente'. Un apodo que se gestó con un episodio anecdótico durante su paso por la Serie A: Kessié llegó a entrenar un día a las instalaciones del Milan y aparcó en la plaza reservada para Ivan Gazidis, director general del club italiano. Un guardia de seguridad le advirtió que debía dejar libre esa plaza y él respondió con su habitual humor: «El presidente soy yo».

Kessié sigue empeñado en triunfar en el Barça. De momento ha dado el primer paso. Mientras tanto emplea su tiempo libre en su fundación, con proyectos para niños y personas en situación de exclusión en Costa de Marfil. «El objetivo es ayudar a gente que vive situaciones que yo he vivido, gente que no tiene una vida fácil», asegura sobre su iniciativa, en la que también está implicada su esposa.