FÚTBOL

El callejón sin salida de Santi Mina

Aislado por voluntad propia, sin equipo, con una petición de ingreso inmediato en la cárcel y una condena de 4 años que ya solo puede recurrir al Supremo: así es ahora la vida del delantero vigués

En libertad los cuatro canteranos del Real Madrid detenidos por la difusión de un vídeo sexual con una menor

Santi Mina, durante su etapa en el Al-Shabab saudí REUTERS

La Audiencia Provincial de Almería condenó a Santi Mina, entonces jugador del Celta, a cuatro años de cárcel y a una indemnización de 50.000 euros por un delito de abuso sexual a una joven, ocurrido en junio de 2017 en la localidad ... almeriense de Mojácar. Tras aquella sentencia, el futbolista gallego fue apartado del club hasta mediados de julio, cuando una orden judicial obligó al Celta a readmitirle en sus instalaciones y ser uno de más de la plantilla. Fueron dos meses de soledad profesional en los que utilizó las instalaciones del Metropolitan Vigo, el gimnasio más completo de la ciudad viguesa, para mantenerse en la mejor forma posible. Allí iba a entrenar con una gorra, con el objetivo de pasar desapercibido, hasta que un cliente se percató de su presencia y pidió al gimnasio que no le admitiera en su centro. Y así fue.

Hoy, catorce meses después, el presente y el futuro a corto plazo de Santi Mina no es mucho mejor que en la primavera del pasado año. El pasado 19 de julio, en Tribunal Superior de Justicia de Andalucía desestimó el recurso del futbolista y confirmó su condena, agotando así la primera de las dos instancias a las que puede recurrir el futbolista. Ya solo le queda el recurso de casación ante el Tribunal Supremo antes de que la sentencia sea firme y deba ingresar en la cárcel, si es que no lo hace antes, algo que parece improbable a pesar de la doble solicitud de Iván Bolaño, el abogado de la víctima.

«No va a huir»

«El jugador sigue buscando trabajo fuera del país para tener un motivo de abandonar España, lo que aumenta exponencialmente el riesgo de fuga e incumplimiento de la pena», indica el letrado al TSJA en un escrito remitido la pasada semana en el que solicitaba su ingreso urgente en prisión, algo que ya hizo por los mismos motivos a primeros de agosto. Ni uno ni otro han sido resueltos aún por la sala, pero su aventura en Arabia durante la pasada temporada es la defensa utilizada por el equipo legal de Mina para desmentir que Santi esté buscando huir del país. «Siempre ha estado a disposición de la Justicia. De hecho, cuando estaba jugando en Riad y le llamaron para declarar, declinó hacerlo telemáticamente y se presentó en España para hacerlo de manera presencial», explica su abogada. «Y así seguirá siendo siempre. Santi no se va a ir a ninguna parte para huir de nada. Y hasta que la sentencia sea firme, que está por ver, está legitimado para jugar en cualquier parte del mundo», añade Fátima Rodríguez.

Tras la confirmación de su pena por parte del TSJA, el Celta le rescindió el contrato, al que le quedaba un año más de vigencia y su cesión en el Al-Shabab tampoco fue prolongada. El adiós de Vicente Moreno no le ayudó. El ahora técnico del Almería fue el verano pasado a la casa que el propio Mina tiene a las afueras de la ciudad para hacerle ver que era una buena oportunidad. El Al-Shabab era el rival del Celta en la edición de 2022 del Trofeo Quinocho y Moreno aprovechó la coyuntura para convencer al jugador. La marcha del técnico valenciano, una vez acabada la temporada, y las bajas prestaciones futbolísticas de Santi en el equipo árabe fueron dos motivos de peso para no continuar en Riad.

El no de la Sampdoria

Sin equipo desde entonces, y en condición de agente libre, apareció la opción de la Sampdoria, pero la fuerte presión de los tifosi abortó su fichaje y no parece sencillo que vaya a tener muchas más oportunidades, teniendo en cuenta su actual situación penal. Es muy complicado que una condena así pase de cuatro años de prisión a inocente y lo sucedido con la Sampdoria crea un precedente para cualquier otro equipo que piense en él como refuerzo: «Si preguntas cómo lo lleva te dirán que lo lleva bien, pero la realidad es que está fastidiado», asegura una persona de su entorno, de casi imposible acceso, por orden del propio jugador.

Santi Mina ha creado un búnker a su alrededor. No quiere saber nada de los medios, ni de antiguos compañeros y se ha refugiado en su familia más directa y sus amigos de verdad, como Rubén Blanco, el exportero del Celta y actual guardameta del Olympique de Marsella. A todos les tiene prohibido hablar ni una sola palabra de él ni decir qué hace y qué no hace: «Él es totalmente consciente de su delicada situación, pero no piensa mucho más allá que el día a día. Y, de momento, 'presume' que sale a la calle a pasear a su perro sin que nadie le diga nada», dice esta misma persona.

Lo hace con la ilusión de encontrar un equipo donde seguir jugando al fútbol, a la espera de que el Supremo diga la última palabra. Rusia, México, Qatar o Emiratos Árabes son los destinos en los que podría volver a vestirse de corto, pero de momento, en lo profesional y en lo personal, Santi Mina está en un callejón sin salida.

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