El Barcelona no entiende de clásicos: barre al Real Madrid y se mete en la final de la Supercopa femenina

Muchos ojos había puestos en las gradas del estadio de Butarque. El enfrentamiento entre Atlético de Madrid y Levante dejó una triste imagen debido a su paupérrima asistencia. La afición que se desplazó hasta Leganés para presenciar el clásico fue mucho más numerosa, aunque ni siquiera estuvo cerca de llenar el estadio madrileño, cuya capacidad ronda los 12.000 espectadores.

La primera semifinal tuvo la igualdad como tónica general. Precisamente, la gran ausente en los partidos del Barcelona en el fútbol español desde hace años. La superioridad de las de Jonatan Giráldez parece insalvable a día de hoy. Cualquier rival que aspire a competir contra las campeonas de todo debe tener un partido perfecto a todos los niveles y rezar para que las azulgranas tengan un muy mal día.

En detrimento de la emoción, ese no fue el 'modus operandi' del Real Madrid. Gozó de un par de buenos ataques, más voluntariosos que peligrosos, pero tardó algo más de diez minutos en cometer un error no forzado. Hasta en dos ocasiones fue incapaz la zaga madridista de despejar un saque de esquina botado por Salma, y la oportunista Mariona Caldentey no desaprovechó el regalo para adelantar a las culés.

Tres minutos más tarde, segundo error de calado. En esta ocasión, Athenea del Castillo no pudo cerrar su banda y vio cómo Ona Batlle, incombustible por la banda izquierda durante todo el partido, la rebasaba para hacerse con el balón, con la defensa desprotegida. La lateral encontró a Salma y la zaragozana puso la magia para hacer el segundo. Recepción de espaldas, un giro imparable y una definición con el exterior a la altura de pocas. Una jugada que refleja la categoría de una futbolista destinada a suceder a Alexia y Aitana en la categoría de mejor jugadora del mundo.

Olga Carmona tuvo en sus botas poner algo de suspense en una descafeinada semifinal, pero Engen salvó milagrosamente lo que parecía un gol cantado. Y antes del descanso, tercer fallo de las de Toril para sentenciar un nuevo clásico en favor del Barcelona, y ya van 15 de 15. Ivana Andrés derribó a Mariona, o al menos así lo apreció Huerta de Aza después de revisar la jugada en el monitor. La propia delantera azulgrana convirtió la pena máxima para situar el 3-0 en el electrónico.

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Terminado el entretiempo, la profundidad y velocidad de Hansen dieron paso a un buen centro hacia Salma, que anotó el cuarto ante el endeble marcaje de Kathellen. Al conjunto azulgrana le pareció suficiente ventaja para cambiar el ritmo de juego, con más control y sosiego en sus posesiones.

La peor noticia para el Madrid, más allá de la nada sorprendente derrota, llegó en forma de lesión. A pesar de que Olga Carmona llegaba al encuentro entre algodones, su nombre apareció en el once titular. A los 70 minutos, la sevillana se resintió y se vio obligada a pedir el cambio. El VAR anuló el quinto, obra de Patri Guijarro, y la cuenta se detuvo en el 4-0. Aunque, como ocurre cada vez que juega el Barcelona, podrían haber sido los que las azulgrana hubieran querido.