Un Barcelona - Atlético con ADN cambiados

Una reinvención hacia una propuesta más ofensiva que le está funcionando y con la que el Cholo pretende romper este domingo uno de los techos que se le resisten: lograr la primera victoria en el campo del Barcelona en un encuentro de Liga. Un imposible para el argentino en los once intentos consumidos como visitante ante un rival que, a diferencia de los colchoneros, sufre con Xavi una regresión en el tradicional modelo de fútbol del que ha venido presumiendo la entidad azulgrana en las últimas décadas, ese en el que no solo valía ganar, también había que hacerlo bonito.

Simeone comenzaba ya a principios de este año la mutación hacia ese estilo, sin tantas cadenas, que ha convertido al Atlético en un conjunto agradable para la vista, una orquesta alejada de aquel grupo de jugadores guerrilleros que, con marcadores ajustados y agarrándose a las celebraciones del 1-0, levantaba la Liga 2013-14. Distante de esa imagen defensiva que le ha venido acompañando con el Cholo, esta campaña el conjunto del Metropolitano parece haberle cogido definitivamente el gusto a buscar la portería rival con más alegría. Tanto que solo Madrid (31) y Girona (32) sumaban más dianas al término de la pasada jornada, aunque los rojiblancos (30) con un partido menos disputado.

Sin perder la intensidad en la presión que continúa demandando el entrenador, el nuevo Atlético de Madrid es un equipo valiente al que le gusta sacar el balón jugado desde su propio campo. La trinchera y el patadón son ahora cuestiones del pasado porque centrales de buen pie como Witsel o Hermoso favorecen el mimo a la pelota y las combinaciones. Un conjunto cuyos números realizadores también llaman la atención en Europa porque después de las cinco primeras jornadas en la fase de grupos de la Champions suma los mismos goles que Manchester City y Arsenal (15), los otros dos clubes más realizadores de la competición. En sus primeros 18 partidos de esta temporada, los madrileños acumulan 45 tantos, una cifra jamás alcanzada con el argentino en ese números de encuentros en sus doce años que lleva en el banco.

«El fútbol evoluciona y nosotros también. Estamos jugando un poco diferente que antes, es normal, no hay un equipo en el mundo que juegue igual durante diez o quince años. Históricamente en este club hemos defendido bien, pero ahora estamos marcando más goles, estamos encajando un poco más, pero lo estamos haciendo bien y hay que seguir en esta línea», reconocía el guardameta Oblak el pasado jueves.

Bajo la batuta de Griezmann (a tres balas de igualar a Luis Aragonés como máximo goleador histórico del club) y con futbolistas como Koke, Riquelme, Lino o Pablo Barrios (este domingo ausente por lesión), el Atlético abraza cada vez más la pelota y apuesta por el control de los partidos a través de la posesión. Una filosofía que le ha llevado a ganar sus últimos 18 partidos oficiales como local, su mejor racha histórica después de la que consiguió también con Simeone (20) entre mayo de 2012 y febrero de 2013.

Un estilo más atrevido al que ha virado un técnico cuya anterior propuesta de fútbol llegó a ser afeada por Xavi en una entrevista concedida a Jorge Valdano en 2016 («No es el estilo que debe tener un equipo grande, como el Real Madrid y el Barcelona. No disfruto viendo a gente que se encierra atrás») y vuelta a poner en entredicho por el técnico azulgrana el pasado año antes del Barça-Atlético de Liga. «No sería el estilo del Barça. No encaja. No creo que la afición entendiera que el Barça jugase así. No es nuestra idea. No digo que no tenga mérito y sea competitivo y gane títulos. Pero aquí no se entendería que nos cerrásemos once en el área», insistió entonces un Xavi que parece haberse acostumbrado en los últimos tiempos a ganar por la mínima.

También a acabar defendiendo en campo propio parapetándose en su área para amarrar los puntos. El virtuosismo de las épocas de aquellas plantillas en la que Messi, Iniesta o el propio Xavi tocaban el acordeón es ahora ima imagen nostálgica para la hinchada azulgrana.

De hecho, de sus nueve victorias en la Liga, el Barça solo ha conseguido dos con más de un gol de diferencia (2-0 al Cádiz y 5-0 al Betis), lo que muestra los problemas de los de Xavi para poder cerrar los partidos y llegar a los últimos minutos con la tranquilidad de antaño.