Una hora con el mejor Kaká

Cuarenta y cinco días después Kaka volvió a jugar en partido oficial. Y brilló cuando pocos le esperaban porque otros le han robado titulares en la prensa y minutos sobre el césped. Primero fue Ozil, luego Callejón y, por último, Modric. El brasileño se ha quedado sin opciones desalir en los seis partidos oficiales de lo que va de temporada.

Pudo irse este verano de vuelta a Milán o rumbo a la suculenta oferta del PSG francés, pero la operación salida no cuajó. Pese a su futuro incierto, Kaká sí contó durante la pretemporada . Jugó medio partido contra el Celtic de Glasgow en Filadelfia, pero aquello solo fue un verso suelto. Balón de oro en el 2007 y deseo del madridismo durante años, Kaká regresó a la nevera sin levantar la voz, fiel a su personalidad. Esperaría otra oportunidad.

El día llegó por fin en el homenaje a Di Stéfano y Kaká no desperdició ni un minuto . El ocho blanco combinó con Morata y estuvo muy cerca de marcar en la primera jugada del partido. Un aviso de lo que estaba por venir. Quince minutos después ya celebrara el primero de la noche tras poner el balón en la escuadra.

La mejor versión del brasileño llegó en un partido plácido porque Kaká dirige la orquesta como nadie con el viento a favor . Contra el Millonarios demostró un notable tono físico ayudando a recuperar varios balones y regalando destellos de magia en el área rival. Además de marcar tres goles, hito que nadie había logrado jamás en la historia del trofeo Bernabéu, Kaká dejó otro regalo al público en el cuarto de la noche. El brasileño recibió de espaldas, giró en medio metro y puso en bandeja el gol a Morata.

Fue una noche feliz para el tercer fichaje más caro de la historia del Real Madrid. Inclusó portó el brazalete del capitán durante algunos minutos. La fiesta se cerró una hora después del pitido inicial con su marcha del campo con ovación de la grada incluida . Después recogería el premio al mejor jugador del partido. Kaká vuelve a pedir paso.