SUPERCOPA DE ESPAÑA | VUELTA
Víctor Valdés da la Supercopa de España al Barcelona más triste
Un Victor Valdés gigantesco da la Supercopa de España a un equipo opaco que siempre estuvo controlado por el Atlético. Messi falló un penalti (0-0)
ENRIQUE YUNTA
Sin ganar ningún partido, e impulsado por el cabezazo de Neymar de hace una semana en el Calderón , el Barcelona celebra sin demasiado entusiasmo el primer título de la temporada, campeón de la Supercopa de España de forma opaca y superado ... por un pletórico Atlético de Madrid durante buena parte de esta final. Vale ese 1-1 de la ida y se congratula de que anoche el pulso terminara sin goles porque si alguien mereció festejar algo fue el Atlético, a quien le privó de la hazaña un Víctor Valdés gigantesco que salvó una vez más a su defensa. Más allá del trofeo, el Barça completó una actuación tan nefasta que hasta Messi, cuando el reloj ya se acercaba al minuto 90, lanzó un penalti al larguero, imagen que resume el extraño desenlace que tuvo expulsiones (Filipe y Arda) y espontáneos campando por el césped. [Narración y estadísticas del partido]
La velada transcurrió, en buena parte, tal y como quiso el Atlético, al que hay que atribuirle todo el mérito del mundo por hacerlo ante el Barcelona y encima en el Camp Nou. Se intuye la denominación de origen en el conjunto rojiblanco desde el primer segundo, reconocible a la legua el sello de Simeone . Es, en definitiva, un equipo de autor, un equipo que nunca engaña y que recuerda que el fútbol se puede vivir de muchas maneras, que hay otras vías más allá de lo estético. Y que conste que su fútbol no es feo, ni mucho menos, pero antepone el coraje, el orgullo, la fe . Lo que era Simeone en el campo, lo que es ahora como técnico. El Atlético es él.
A partir de esa premisa, la vuelta de la Supercopa tuvo bastantes similitudes con el primer asalto del Calderón, resuelto con ese 1-1 que lo dejaba todo muy abierto . Al Atlético no le interesa la pelota y, en estos partidos, acepta que siempre será del Barcelona y que el camino pasa por aguantar, protegerse y esperar un fogonazo, un algo. Como cada día está más trabajado, el bloque madrileño se mueve bien, cierra con criterio , se exprime en cualquier balón dividido y rasca, rasca muchísimo en todas las jugadas. A todo ello, hay músculo y velocidad para salir a la carrera, receta que aplicó hace una semana con buen gusto y que repitió en el escenario más imponente para este tipo de fútbol. Con el equipo de siempre, el once que más gusta a Simeone, casi le sale bien. [Las mejores imágenes del Barcelona-Atlético]
Contuvo al Barcelona durante buena parte de la cita y alcanzó el intermedio con todo por decidir, dignísimo el primer acto del visitante. Si alguien pudo marcar fue el Atlético después de una jugada casualmente de toque, un rondo que acabó con Arda en el área y que desbarató Valdés con una intervención estratosférica . El portero, que abandonará la entidad el próximo verano de forma irremediable, salvó al Barça tal y como hizo días atrás en La Rosaleda y el entorno ya empieza a echarle de menos. Es una pérdida enorme.
Messi y Neymar no mezclan
Por esa intervención, fue el mejor durante el primer acto de los suyos, el único que se salió de la monotonía. El Barcelona ha recuperado la presión y cada día defiende más arriba, pero ha perdido fluidez y desparpajo, quizá demasiado pronto para emitir un juicio de valor con fundamento porque Martino necesita su tiempo . Anoche tampoco se encendió con una alineación tremendamente mediática en la que se juntaban por primera vez Messi y Neymar después de que el brasileño fuera suplente en los tres primeros compromisos oficiales y el Camp Nou se aburrió. La mezcla fue bastante discreta, efímera la magia de dos virtuosos condenados a entenderse, y el Atlético controló en todo momento la situación. Contaba con tener alguna, pero no con los paradones de Valdés.
En la reanudación, y contrariamente a lo esperado, el Atlético dio un pase al frente y desquició al Barça, que incluso perdió la pelota y se enfangó con protestas y aspavientos. Con la noche ya en jueves, estaba mucho más cerca el gol rojiblanco y no llegó de milagro, que viene a ser sinónimo de Valdés. Otra vez voló hacia un disparo repleto de intención, esta vez de David Villa, y confirmaba que el Barcelona estaba fundido, lento, impreciso . Todo malo, salvo su portería, y en gran parte por culpa de un Atlético colosal, que se defendió escandalosamente bien.
Por pura lógica, fue quedándose sin gasolina, aunque le dio esta vez para mantenerse en pie y vivir con posibilidades hasta el último suspiro. Perdió a Filipe Luis en un forcejeo que comenzó Alves y protestó sin consuelo a Fernández Borbalán un penalti de Miranda sobre Pedro. Lo falló Messi para colofón de uno de los peores partidos del Barcelona que se recuerda. Ni el argentino, ni Neymar, ni la defensa, ni Cesc ni Iniesta como revulsivo. Nada, solo Valdés, un superportero.
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