Bronca a Verstappen y podio de Sainz tras la descalificación de Hamilton

No empieza la carrera y asoma un detalle que delata la situación de estrés y nerviosismo que vive Lance Stroll, el hijo del dueño de Aston Martin, el compañero de Fernando Alonso. Decidió el equipo británico que ambos pilotos salieran desde la línea de garajes al cambiar la configuración del coche de sábado a domingo y Stroll la lio antes de arrancar.

El canadiense, que vive fustigado por una mala racha impresionante y por la superioridad de Alonso, salió del box, dio una vuelta a la pista y se dirigió a la parrilla de salida, en vez de al pit-lane. Le traicionó el subconsciente.

Error de nervios, de novato o de desazón. Stroll no levanta cabeza y tampoco la parada en Austin se preparaba para aliviar su acuciante sensación de fracaso esta temporada. Los mecánicos de Aston Martin movieron el coche, atajaron por una escapatoria en el muro y consiguieron devolverlo antes de que terminase el tiempo estipulado.

Cuatro bólidos salieron desde la línea de boxes. Los dos Aston Martin y los dos Haas. Nada que perder porque todos estaban en el pozo de la parrilla. Un comienzo anómalo también para Max Verstappen, sexto en la tercera fila en vez de su habitual puesto 1 como autor de la pole.

En la salida empieza a entregar Ferrari la opción de victoria que tenía después de la pole de Leclerc. Pésima salida del monegasco frente al piloto que tiene más hambre del escalafón dominante, Lando Norris.

El británico no ha ganado ninguna carrera de Fórmula 1 pese a su prestigio creciente desde que era casi un adolescente y llegó a McLaren. Se hace con la cabeza de la prueba, pone un ritmo endiablado y quiere soñar con un primer triunfo.

Es el día porque Max Verstappen asegura antes del gran premio que prefiere ir con tranquilidad, no meterse en líos y esquivar los accidentes, como así ha hecho durante toda la campaña. En la vuelta 6, el triple campeón del mundo todavía es cuarto y concede a los demás la licencia para imaginar una victoria.

Fernando Alonso comienza desde la calle de garajes, y el reto le motiva. En realidad, ¿cuando no ha estado motivado el caimán español? Su cuidada salida se convierte en un efecto aspiradora según pasan las vueltas.

Con buen ritmo y la misma configuración del Aston Martin que en Qatar, Alonso remonta con mano fina. Se deshace de los Haas, da cuenta de los Williams, tiene más velocidad que los Alfa Romeo, se merienda a Ricciardo, está por delante de su compañero Stroll...

A mitad de carrera, el asturiano ya está en los puntos, décima posición y posibilidades de mejora, aunque Tsunoda y Gasly están demasiado lejos para un Aston Martin que no atraviesa su mejor momento del año. Magnífico el rendimiento de Alonso.

Avanza la carrera y Leclerc, el autor de la pole, sigue cayendo por la ladera. En Ferrari le ponen el neumático duro en el supuesto caso de que pueda aguantar hasta el final con solo una parada, mientras el resto va a dos. También le pasa Carlos Sainz, siempre cabeza privilegiada para gestionar las estrategias de carrera y la vida de las ruedas.

Se esperaba la llegada de Hamilton, que lleva dos temporadas sin ganar una carrera, desde la cita en Arabia Saudí en 2021, pero al británico le dejaron demasiado tiempo en pista antes de parar en el garaje, salió en tráfico y perdió la posición con Verstappen.

Las virtudes del neerlandés son superlativas. Manejó la carrera con paciencia, sabiduría y autoridad, sin alterarse ni dejarse llevar por la ansiedad de tener el mejor coche y saberse el mejor piloto de la F1.

Pasado el ecuador de la carrera, Verstappen ya es segundo y amenaza el liderato de Norris, que es hasta ese momento el único líder de la tarde en Austin. En la vuelta 28, el holandés se tira a por el británico desde Houston, tan lejos que su rival no lo esperaba. Lo supera, lo saca de la pista porque no hay más espacio en la salida de la curva y difumina el sueño de Norris.

Alonso sigue en su idea. Con el Aston Martin de Qatar aplica un ritmo demoledor. Después de su segunda parada, también supera a Tsunoda y se coloca noveno. Una maravilla de remontada, pese a que la declaración antes de la carrera era otra, aprender para 2024.

Verstappen grita por radio sus problemas con los frenos, un coche difícil de conducir, dice el neerlandés. A diez vueltas del final su ventaja es inferior a la habitual. Solo cuatro segundos a Norris y Hamilton, que llega como un cohete.

Cuando mejor pintaba la carrera para Alonso, llega un anuncio fatídico. «Tengo problemas con la suspensión trasera», dice. Dos vueltas más tarde, tiene que retirar su Aston Martin cuando era noveno y amenaza a Gasly.

Verstappen aguanta el empuje de Hamilton, «no me hables cuando freno», le chilla a su ingeniero, y se hace con otra victoria. Carlos Sainz, que había acabado cuarto, ocupó finalmente la tercera plaza tras la descalificación de Lewis Hamilton, sancionado al igual que Lecrerc por no dar sus monoplazas la altura mínima en la plancha central de resina en el suelo de sus bólidos.