El Real Madrid sabe sufrir, se mete en semifinales de la ACB y ya piensa en Berlín

No saltó el conjunto canario al parqué con el arrebato que se espera de un equipo de viene de caer derrotado por 35 puntos. En los primeros instantes de encuentro, se apoyaron en la desigualdad generada en la zona entre Shurna y Campazzo para castigar al argentino con ocho puntos casi consecutivos del estadounidense.

Pero el base madridista, cuyo premio de MVP de la temporada regular ya luce en sus vitrinas particulares, se resarció de la imposibilidad de defender a un pívot que supera los dos metros como acostumbra: con la batuta ofensiva de los suyos, que encontró en Tavares el premio a su talento pasador.

La falta de acierto del recuperado Rudy y de Sergio Rodríguez fueron suplidas por un magnífico Llull, que dejó una de sus clásicas mandarinas para llevar las manos del personal a la cabeza. Los de Chus Mateo, sólidos en ataque, se aprovecharon del errático tiro exterior de los canarios para marcharse a vestuarios con 10 puntos de ventaja, la máxima de la primera mitad.

Al contrario que el pasado miércoles en el WiZink, el descanso le sentó de maravilla al Granca. Shurna seguía empeñado en mantener al conjunto amarillo en el partido, y a la gran actuación del norteamericano se sumaron los triples de Albicy y Brussino, junto a un aumento de la agresividad en defensa, para conseguirlo. Un mate salvaje de Salvó puso el broche a un genial tercer cuarto de los locales en el que recortaron la distancia hasta los dos puntos.

Entre la frialdad de Hezonja y la fuerza de Tavares encontró algo de respiro el Madrid, pero un nuevo triple de Shurna y una buena acción a tabla de Happ evitando la intimidación del caboverdiano brindaron a los canarios la opción de empatar o ganar el encuentro en la última posesión. Falló Slaughter el lanzamiento de tres final y puso fin a la serie.