Un Musa estelar lidera el festival del Real Madrid

Las primeras jugadas de los playoffs de la ACB las escribieron la mujer, la hija, los padres y los amigos de Facundo Campazzo, protagonistas de un vídeo para homenajear al base argentino, que poco después recibió de parte de Florentino Pérez el trofeo que le reconoce como mejor jugador de la temporada. Sentimental escena a la que siguió una interesante batalla táctica. Lakovic, consciente de la superioridad física interior del Madrid, sacó de inicio al estadounidense Shurna y al francés Pelos, dos ala pívots muy móviles y con buen lanzamiento que sembraron dudas en la defensa madridista.

Pero los blancos respondieron con mucha inteligencia. Hicieron que los canarios se centrasen en Tavares y, cuando toda su defensa tenía cercado al africano, movían el balón hasta el espacio libre, donde aparecía un fantástico Musa que hizo auténticos estragos en el primer cuarto, que finalizó con 14 puntos. Mandaba el Madrid, aunque la circulación visitante era muy precisa y sus tiros de tres, certeros. El marcador estaba muy apretado.

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El intercambio de golpes fue silenciado por una lesión de Rudy Fernández, que se hizo daño en la muñeca derecha tras un gran robo de balón a Slaughter, acción que le obligó a retirarse al vestuario. Pero el Madrid no sufrió la pérdida de su capitán, y fue Llull el que asumió galones y, con tres triples consecutivos, abrió la primera brecha en el electrónico de la noche.

Aunque las canastas del balear fueron contundentes, y el Granca vio cómo Ethan Happ, uno de sus mejores jugadores, sumaba tres faltas en tan solo tres minutos, su juego se mantenía muy alegre, rápido y eléctrico, en parte gracias a la irregular defensa de sus rivales. Pero si el Madrid no estaba fino atrás, sí atacaba con mucha finura, como un dentista, sabedor de dónde había que tocar. Tavares se mostró muy eficiente desde la línea de personal y la ventaja, al descanso, era blanca y de ocho puntos.

Tenía buenas posiciones de tiro el equipo canario, pero su sequía era evidente, y sin acierto exterior la victoria madridista estaba cada vez más cerca. Un triple de Yabusele aumentó la distancia hasta los 14 puntos y el partido entró en un punto de no retorno. Los pases blancos era muy dañinos, siempre encontraban al hombre liberado, y fue una jugada entre Musa y Hezonja, que acabó en tres puntos del croata, la que desató los aplausos en el WiZink. El último cuarto fue un espectáculo, con los visitantes de rodillas y con Poirier agrietando su aro una y otra vez.