Brasil 78 - 96 españa
Juan Núñez fascina a Yakarta y España ya está en la segunda ronda
Mundial de baloncesto 2023
Un delicioso partido del madrileño (13 puntos, siete rebotes, cinco asistencias) propulsa a la selección ante Brasil. El equipo se las verá con Canadá y Letonia para clasificarse a los cuartos de final
Estadísticas del partido
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España dudaba porque se llegaba al Mundial sin los grandes bases del pasado, con Ricky Rubio y Lorenzo Brown en la sombra. Pero a este país le sale el talento de debajo de las piedras y, tras tumbar a Brasil con mucha autoridad, ... toca hablar de Juan Núñez. El base, con tan solo 19 años y dos partidos oficiales con la selección a sus espaldas, ya se ha convertido en uno de los líderes indiscutibles del equipo.
Su actuación ante los sudamericanos tuvo de todo: canastas, perfecta dirección, coraje, defensa... El madrileño tiene muchos de los ingredientes para ser un jugador de época. No toca cargarle la mochila de más, porque obviamente su actuación estuvo apoyada del siempre sobresaliente trabajo coral de España, pero la cosa promete. Además, la selección selló su pase a la segunda fase del Mundial. De momento, solo buenas noticias.
Tocó el quinteto Scariolo para el primer desafío de categoría del Mundial. Llull y Claver entraron de inicio para dotar al equipo de liderazgo en ataque y consistencia en defensa, pero se mantuvieron Núñez y los Hernangómez, los mejores en el debut ante Costa de Marfil.
Quiso marcar territorio desde muy pronto Willy Hernangómez, bien suministrado el pívot por la visión periférica de Núñez, un auténtico tifón el combinado nacional cuando se conjugan los dos madrileños.
Buena puesta en escena la española que, sin embargo, no consiguió intimidar a los brasileños, que movían el balón con mucho ritmo, liderados por el explosivo base Yago Santos, nuevo fichaje del Estrella Roja de Belgrado.
Los casquillos se acumulaban porque el tiroteo era de los gordos. No aflojaban ninguno de los dos bandos, un toma y daca que tenía asfixiado al marcador. Entró en cancha el inmortal, el indomable Marcelinho Huertas, ovación cerrada para el cuarentón que sigue en la cresta de la ola antes de cerrar el primer cuarto, con ventaja para los sudamericanos.
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No conseguía encontrar la selección consistencia en defensa, la primera piedra sobre la que se han edificado todas sus grandes victorias en los últimos años. Déficit compensado por la impresionante serie de tiro de Alberto Díaz, escudo que se convirtió en lanza al anotar tres de tres en triples.
El fogonazo dio alas a los de Scariolo, que comenzaron a robar balones y a correr como caballos salvajes, descuartizada la zona brasileña ante su rapidez, incapaz de colocarse a tiempo para proteger su aro.
Apretaba España, con ganas de despegarse en el electrónico. Garuba le puso a Santos cara de mala leche tras taponar al base, intimidación hecha persona el pívot, y el acierto desde la línea de tres (Aldama, Rudy) hizo el resto. Núñez seguía sumando puntos para su exhibición (es tan bueno que es capaz de corregir errores arbitrales mientras defiende) y, al descanso, la selección ya ganaba por ocho.
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El duelo entre Núñez y Santos se recrudecía. Ambos jugadores compartieron vestuario la última temporada en el Ulm alemán, campeón de la liga siendo el brasileño titular y el español suplente. Compañeros y ahora rivales que dotaban a cada posesión de mucho morbo.
Dos estilos diferentes que propulsaban a sus respectivos equipos. La deliciosa dirección de Núñez contra la explosividad anotadora de Santos. Fricción por la que se coló Claver, un hombre que siempre que se viste con los colores de España sube sus prestaciones. Cinco puntos consecutivos del valenciano permitieron a España mantenerse en cabeza.
No desistían los brasileños, muy agresivos en cada acción, ímpetu que convirtió el encuentro en una manifestación de las gordas. Caídas y golpes escribían el guion del partido, un ambiente en el que España supo mantenerse en pie, muy bien los de Scariolo a la hora de aguantar las embestidas rivales.
Garuba pone los fuegos artificiales
Garuba le puso los fuegos artificiales al partido tras hundir en el aire un gran pase de Rudy Fernández, genial la actuación del pívot, tan enérgica y explosiva que le costó una técnica por escenificar su superioridad física. Núñez seguía con su danza, fascinante e hipnótica, indetectable su baloncesto por los veteranos brasileños, que no comprendían cómo un chaval de 19 años les estaba toreando de semejante manera.
Aunque el partido se preveía como una dura batalla por el primer puesto del grupo G, España consiguió sacar una matrícula de honor e incluso rematar la faena con un marcador abultado. Primer objetivo conseguido: certificado el pase para la segunda ronda.
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