Una generación para seguir soñando

No le falta razón a la FIBA, porque es cierto que la relación entre España y el baloncesto es muy especial, una fábrica inagotable nuestro país de talento y jugadores preparados para competir en cualquier escenario. Y parece que no hay un final a corto plazo para esta conexión. Como hace 24 años, cuando Gasol, Navarro, Reyes y compañía dieron el pistoletazo de salida a una etapa dorada, la selección júnior se proclamó el domingo campeona del mundo sub-19 tras una intensa final ante Francia, que se había convertido en la favorita tras eliminar a Estados Unidos en las semifinales. Costó, pero el resultado fue el de casi siempre. La selección celebrando un título y los galos encarando el vestuario con tristeza.

El triunfo de los chicos dirigidos por Daniel Miret se recibe con especial entusiasmo pues había cierta preocupación por cómo se iba a gestionar el cambio generacional. España viene de cerrar un ciclo inigualable, en el que se juntaron los mejores jugadores que este país haya visto jamás y donde la lista de éxitos fue muy alargada (dos mundiales, dos platas olímpicas y cuatro eurobaskets). Ya el último entorchado europeo conseguido hace un año tuvo algún matiz milagroso, de algo que solo ocurre una vez en la vida, pues Scariolo y sus pupilos acudieron a la cita con la cabeza gacha y sin muchas expectativas, y acabaron ganando el oro ante Francia.

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Y como un regalo caído del cielo, una generación para seguir soñando, para no salirse de este increíble camino de canastas y triunfos. Un grupo en el que se reconocen los grandes pilares sobre los que se ha levantado el imperio español. Defensa, alta circulación de balón y talento, mucho talento. Es Izan Almansa el gran líder de este equipo y, junto con Aday Mara y Hugo González (ninguno estuvo presente en la cita), la gran joya de nuestro país.

El murciano es un cazador de premios individuales, nombrado mejor jugador de este Mundial y también MVP en el Europeo sub-18 y el Mundial sub-17 disputados el pasado verano (en este último, a la organización no le quedó más remedio que darle el premio pese a que España perdió la final contra Estados Unidos). Tras pasar por las canteras de UCAM Murcia y Real Madrid, el pívot cruzó el Atlántico en 2021 para jugar en la liga estadounidense Overtime Elite. Esta campaña jugará en la liga de desarrollo de la NBA y, si nada se tuerce, en verano de 2024 será elegido en primera ronda por una de las 30 franquicias de la mejor competición de baloncesto.

Sería un error, sin embargo, centrarse solo en Almansa, porque España, en todos sus éxitos, ha demostrado que no existe el 'yo'. De hecho, en la final ante Francia, el astro estaba siendo apresado por la poderosa defensa que los galos habían preparado para él. Fue en ese momento cuando sus compañeros aparecieron para sacar el partido adelante, forzar la prórroga y amarrar el oro. Jugadores como Rafa Villar (Barcelona), Baba Miller (Florida State), Jordi Rodríguez (Joventut), Isaac Nogués (Huesca) o Ab Sediq Garuba (Cartagena) parece que darán muchas alegrías durante muchos años.

El oro conseguido en Hungría deja muy pocas zonas sin colonizar por España y actualmente posee más títulos que un noble inglés: campeona del mundo, campeona de Europa, campeona del mundo sub-19, campeona de Europa sub-20, campeona de Europa sub-18, subcampeona del mundo sub-17, subcampeona del mundo sub-17 femenina, entre otros muchos títulos. Y encima, el país lidera actualmente el ránking FIBA, reconocida como la mejor selección del planeta, incluso por delante de la gran superpotencia, Estados Unidos.