Campazzo devuelve la magia a la ACB

La vuelta a nuestro país de Chima Moneke, que tras su paso por los Sacramento Kings y el Mónaco ha decidido unirse al Baskonia tras convertirse en ídolo en Manresa hace dos campañas, o el traspaso del estadounidense Ethan Happ, poderoso pívot que ha cambiado el pulpo de Lugo por mojo picón de Gran Canaria, son otros de los movimientos más destacados del mercado. Kameron Taylor (Unicaja), Brandon Davies y Stefan Jovic (Valencia Basket) o Ludde Hakanson (Murcia) también pueden dar que hablar según avancen las jornadas. Y, por supuesto, las grandes estrellas de los últimos años, como Eddy Tavares (Madrid), Giorgi Shermadini (Tenerife) o Markus Howard (Baskonia).

Pero hay un nombre que, pese a solo haber jugado dos partidos esta temporada, ya levanta pasiones y celos. Ese es Facundo Campazzo, el hombre que nunca se fue. Es poco habitual que un equipo de la categoría del Real Madrid, actual campeón de Europa, se haya desprendido de cuatro jugadores (Randolph, Williams-Goss, Hanga y Cornelie) y solo haya fichado uno en el mercado estival. Cuentas que cuadran si se tiene en cuenta que es el base argentino quien ha aterrizado en la capital española.

Un reencuentro que estaba cantado, pues el jugador, una vez torcida su carrera en la NBA, solo ha tenido la intención de volver a la que fue su casa durante cuatro temporadas. De hecho, cuando firmó por Dallas Mavericks el pasado octubre, se compró una casa en Madrid y, desde su marcha a Estados Unidos en 2020, siempre ha mantenido el contacto con sus amigos más íntimos en el vestuario, como Gabi Deck o Fabian Causeur. «Es como si nunca se hubiese ido», comentan desde el vestuario madridista.

Solo le han hecho falta dos partidos a Campazzo para demostrar que su fichaje ha sido todo un acierto. 17 puntos y cinco asistencias contra el Barcelona en las semifinales de la Supercopa y otros 17 tantos en la final contra el Unicaja de Málaga, registros que le permitieron al Madrid sumar el primer título de la temporada y, al argentino, llevarse el premio de mejor jugador. Además, ha dotado al equipo de una personalidad que hace años que no poseía y se entiende a las mil maravillas con Tavares, la otra gran estrella del equipo. Bajo su mando, el Madrid aspira a recuperar la corona.