Griezmann, de pedir perdón a convertirse en leyenda goleadora del Atlético
Tras vivir un calvario al volver al equipo rojiblanco después de su fuga al Barça, el delantero francés, totalmente reconciliado con la afición, ha igualado a Luis Aragonés como máximo realizador histórico del club
El Atlético sucumbe ante un enorme Getafe en un partido de locura
Griezmann besa el escudo del Atlético tras marcar ante el Getafe e igualar los goles de Luis Aragonés
Alguien aseveró alguna vez que las cuestiones de familia basculan entre el rencor y el perdón. Es un decir genérico y algo vago, sí, pero no tan alejado de la realidad. Tal aforismo se puede ejemplificar con la relación entre el Atlético de Madrid y ... Antoine Griezmann, que este martes, con un doblete ante el Getafe, se convertía en leyenda rojiblanca al igualar a Luis Aragonés como máximo goleador en la historia del club. El francés ha marcado sus 173 tantos en 364 partidos, seis menos que los que necesitó el Sabio de Hortaleza.
Una década ha pasado ya desde que el galo anotara su primer tanto para el Atlético (16 de septiembre de 2014) en la derrota (3-2) ante el Olympiakos en la Champions, el inicio de un precioso idilio que acabaría interrumpiéndose cuando el delantero cedía a las mieles del Barcelona. El hombre es frágil por naturaleza; sensible ante la tentación que garantiza la riqueza personal y profesional. La entidad azulgrana le ofreció más oro, le prometió más éxito y, en 2019, tras varios años amagando su adiós, el protagonista absoluto del ataque rojiblanco (al que se había unido en 2014) abandonaba el Metropolitano.
Griezmann dejaba 133 goles en el haber atlético y una profunda herida en el corazón de una hinchada que se consideró traicionada. Al son de su marcha, el galo despertó de nuevo un sentimiento de inferioridad en la mitad blanca y roja de Madrid; una sensación, un sambenito, que había desaparecido con la llegada de Simeone al banquillo del Calderón. ¿Cómo un equipo que cuyo objetivo es el éxito en cada torneo que compite vende a semejante talento a un rival directo?
Se vandalizó la placa del galo en el paseo de jugadores centenarios del Atlético y el sonido de viento fue abrumador cada vez que tocó el balón en su antigua casa luciendo la camiseta Barça. Sin embargo, el papel de artista de reparto en un equipo plagado de protagonistas nunca le sentó bien al francés y, dos años después de salir a la carrera por la puerta de atrás, Griezmann deseó volver al Atlético de Madrid.
Una readaptación espinosa
Simeone estaba tan entusiasmado con recuperar al futbolista que más sentido le dio a su propuesta ofensiva en toda su trayectoria como entrenador que insistió al club para que cerrara su fichaje. Poco le importó al Cholo el resentimiento de la afición; fue valiente, creyó en las segundas oportunidades. El de Macon sufrió muchísimo en el primer curso de su regreso: hizo sólo ocho goles entre Liga, Copa y Champions en la que fue su temporada más fría como jugador del Atlético (en la actual campaña, por ejemplo, suma ya 16 en apenas 23 partidos).
Con palabras de arrepentimiento, trabajo con y sin balón y, sobre todo, una cantidad ingente de goles, el francés consiguió que lo que en un principio eran silbidos e insultos se fueran convirtiendo en aplausos, ovaciones e hitos en el club colchonero. La temporada pasada, superadas las tres décadas de vida, Griezmann rozó la excelencia y fue, de largo, por calidad e impacto en el juego de su equipo, el mejor jugador de la Liga.
El futbolista perdonado ilusionaba de nuevo al personal atlético, recibía y entregaba un amor infinito, se consagraba partido a partido como una leyenda del club. Tenía además, un reto precioso en el horizonte: alcanzar los 173 goles de Luis Aragonés con la camiseta rojiblanca; una meta que igualaba el martes en ese loco empate (3-3) contra el Getafe. No obstante, más allá de récords y efemérides pasadas, el Atlético es feliz junto al Principito, ese chico francés no muy alto y no muy rápido que es imprescindible en sus 120 años de historia.