Villano en el Barcelona, ídolo en el Atlético: las claves de la metamorfosis de Griezmann

«El primer año en el Barça fue complicado, era suplente, era otro sistema, otra posición y tenía que acostumbrarme a todo eso. El segundo año me gustó, disfruté», reconoce Griezmann en una entrevista en Dazn. Marcó 15 goles y dio 4 asistencias en su primer año de azulgrana, 20 goles y 12 asistencias en el segundo. No eran malos números, pero no era feliz y regresó al Atlético en septiembre de 2021 bajo el paraguas de Simeone. El argentino ha sabido envolverle del ecosistema del que nunca gozó en el Barcelona y la mejora del rendimiento del galo no se ha hecho esperar. Ahora brilla, es el líder indiscutible sobre la hierba. Villano en el Camp Nou, ídolo en el Metropolitano, aunque al galo le costó un tiempo cerrar viejas heridas y reconciliarse con una afición que tampoco le perdonó su marcha a la Ciudad Condal.

Su doblete el pasado fin de semana ante el Almería confirmó que Griezmann es el jugador más en forma en la Liga. En el Atlético, junto a Simeone, ha recuperado su mejor fútbol. También la sonrisa. La manera de celebrar los goles y sus gestos en los partidos delatan esa felicidad interior. Y ese estado de ánimo influye en el brillo de su juego. Con el pelo ahora teñido de rosa (según la psicología del color es señal de esperanza e inspira calidez y sentimientos de comodidad), cuando marca dirige siempre la mirada al palco familiar, al que dedica cada tanto. Ellos han sido su gran apoyo en los momentos más difíciles. Desde la zona noble le devuelve la sonrisa su esposa, Erika Choperena, que le advirtió cuando maquinaba su fichaje por el Barça. «En el Atlético puedes entrar en la historia, en el Barcelona siempre serás uno más». Y no se equivocó. Griezmann está ahora a una veintena de aciertos para superar a Luis Aragonés y convertirse en el máximo goleador histórico del club madrileño, en el que tuvo que apretar los dientes cuando regresó.

Nunca tuvo un mal gesto ni una palabra al oír los reproches de la hinchada colchonera tras su vuelta a casa. Con el permanente apoyo de Simeone, el galo explotó etsa temporada tras la reconciliación definitiva con la parroquia colchonera. Un abrazo tras una petición pública de perdón. «Pedir perdón, sé que la gente lo quiere escuchar de mi voz: pido perdón por el daño que pude haber hecho a la gente, pero el mayor perdón que quiero pedir es sobre el campo, dando todo por el equipo», dijo Antoine Griezmann en octubre tras el triunfo en San Mamés.

En Simeone ha encontrado el padre que perdonó su marcha y reprobó el trato que recibió en Barcelona. Así lo hizo como cuando Quique Setién dio entrada al francés en el último minuto del partido ante el Atlético tras tenerle más de media hora calentando. Una decisión que el Cholo entendió como una falta de respeto hacia su exjugador. El cruce de miradas entre el delantero y el argentino lo dijo todo. Fue entonces cuando el técnico vio abierta la posibilidad de recuperar al Griezmann a final de curso. El Atlético se movió de maravilla y consiguió una cesión con opción de compra de 40 millones, que se quedó finalmente en 18 más seis en variables. Un chollo viendo ahora el excelente rendimiento del internacional galo.

Hasta que en octubre de 2022 el Atlético no consiguió definitivamente en propiedad al jugador, Simeone se vio maniatado por las cláusulas firmadas entre Barça y Atlético y solo pudo alinearle media hora en cada partido. El técnico arropó y protegió al galo, que no tuvo una mala cara por tener que chupar banquillo. Una vez liberado, Griezmann se ha desatado sobre el terreno de juego, especialmente tras el Mundial. Con once goles y nueve asistencias en la Liga, es el futbolista que más ocasiones ha creado (33) y el segundo en remates totales (55) desde que regresó de Qatar. El francés destaca en todo, en recuperaciones y en pases. No solo es decisivo en el área contraria sino que además aporta al equipo el trabajo defensivo inherente al estilo de Simeone.

Y el técnico se lo reconoce. No escatima elogios y se muestra afectivo con él públicamente. Como una imagen vale más que mil palabras, el icónico beso que el Cholo le dio al delantero, mientras éste atendía a las televisiones tras la goleada al Sevilla (6-1) el pasado 5 de marzo, refleja la excelente relación entre el padre y el hijo pródigo. «El beso es más para el futbolista, por su compromiso. Le quiero como persona, pero valoro al futbolista. Eligió irse, entendió que tenía que volver, le costó encontrarse con sí mismo, pero ahora está aquí, estamos hablando de un campeón del mundo. Siempre tiene algo diferente y nosotros lo tenemos aquí. Desde su compromiso y gestión en el juego nos hace mejores», explicó después el argentino.

Griezmann regresa mañana al Camp Nou. En el Metropolitano ha ganado en autoestima, se siente importante y ha recuperado la admiración de la afición que se ganó durante su primera etapa en el Atlético. «Estoy en la versión más completa a nivel de asistencias, de juego... antes éramos más verticales, ahora tenemos jugadores que les gusta más asociarse. Me adapto y trato de buscar mi sitio. Estoy muy feliz con mi rendimiento, pero no he llegado a mi techo. Estoy trabajando para ver dónde puedo ayudar al máximo», asegura. El francés es una de las grandes armas de Simeone para tomar el Camp Nou y seguir peleándole la segunda plaza al Real Madrid, además de generar dudas en el Barcelona si pierde.