El Atlético no aprende y tropieza por cuarta vez con la misma piedra

No salta el Atlético a Son Moix a la espera de acontecimientos, sino que trata de generarlos desde bien temprano. Asentado en campo rival, moviendo el balón con velocidad y criterio, limitando al máximo las posesiones del Mallorca y con constantes llegadas, pero se encuentra con un gigante Leo Román que impide que se mueva el marcador. La colección de paradas del meta balear frustra en cuestión de quince minutos un gol olímpico de Raspadori, un buen disparo lejano de Barrios, un pase de la muerte hacia Julián y, sobre todo, un penalti provocado por una mano de Raíllo tras una buena jugada de combinación entre los rojiblancos, disparado por el argentino y repelido por una gran estirada del ibicenco.

Mediada la primera parte, los bermellones logran retener la posesión más de unos segundos en el campo del Atlético por primera vez. Apenas generan peligro y Oblak vive muy tranquilo en su posición, pero logran alejar al conjunto rojiblanco de su portería y frenar su caudal ofensivo. El ambiente en Palma no es el ideal y eso se palpa en el estadio, que se agarra a cualquier buena acción de los suyos para tratar de levantar su ánimo. Antes del descanso, vuelven a la carga los de Simeone, aunque se encuentran con el mismo obstáculo, Leo Román. Tras atajar el disparo de un muy activo Nico González, el meta saca una mano a la velocidad de la luz para evitar que el pase de Llorente tras rebotar en Raíllo se cuele en su portería.

Poca luz arrojan las breves entrevistas que dan los futbolistas después del entretiempo de un tiempo a esta parte, aunque en esta ocasión Samu Costa avanza que el plan del Mallorca en la segunda mitad consiste en retener más la posesión para rebajar el dominio atlético. Dicho y hecho. Con un centrocampista más debido a la entrada de Pablo Torre por el lesionado Kumbulla, consiguen los de Arrasate igualar el encuentro, aunque el mayor peligro sigue siendo propiedad del conjunto madrileño. Giuliano es incapaz de encontrar la mejor superficie con la que rematar el delicioso centro de Nico González y su disparo se marcha muy desviado, mientras que Julián no corona su buen control, con giro sobre sí mismo incluido, al toparse de nuevo con Leo Román.

Le aguardan al Atlético dos derbis en los próximos días, lo que sumado a la necesidad de refresco lleva a Simeone a retirar del campo a Julián en el triple cambio en el que entrar Nahuel Molina, Griezmann y Sorloth, unos minutos antes de que Barrios deje su sitio a Gallagher. Unas sustituciones que generan una buena ocasión, desaprovechada por el francés, pero que dejan a los rojiblancos con un jugador menos. El impacto de la plantilla de Sorloth contra la pierna de Raíllo pasa de la falta indirecta indicada en primera instancia por Hernández Maeso a roja tras la intervención del VAR.

Avisa Arrasate a los suyos de lo ocurrido la última vez que se vieron en superioridad –derrota ante el Espanyol–, aunque no consigue evitarlo. Llorente coge la espalda de la zaga bermellona y se encamina hacia la posición de Leo Román. El meta saca una buena mano para repeler el disparo del madrileño, pero nada puede hacer ante el inteligente contrapié de Gallagher en el rechace. Una vez conseguido lo más difícil, adelantarse con uno menos, el Atlético es incapaz de defender su ventaja. El joven Jan Virgili, toda una revolución durante los quince minutos que disputa, dispone un preciso aunque potente centro que Muriqi, liberado de cualquier marca, cabecea con acierto para empatar el encuentro. Busca la victoria con un último arreón el Mallorca, que finalmente tiene que conformarse con el empate, un reparto de puntos que supone el enésimo pinchazo de los de Simeone.