Michelle Alonso y Ricardo Ten, dos deportistas de bandera

En sus terceros Juegos, la canaria aspira a seguir marcando un camino por el que sigan muchos detrás, primera española con discapacidad intelectual en portar la bandera el día de la inauguración. Se lo ha ganado con constancia y medallas, oro en 100 metros braza en su estreno paralímpico en Londres 2012. A partir de allí, récords del mundo y segunda corona en la misma prueba en Río 2016. Con 27 años, Alonso se apunta a los retos como método para crecer, creando equipos como el Midayu, con otros compañeros de la selección (cuando era pequeña, su discapacidad fue motivo de alguna burla que la hizo arrinconarse todavía más) y disputando competiciones contra personas sin discapacidad, por ejemplo.

Tras veinte años de éxitos, se cansó de ganar en la piscina y apunta ahora a todos los podios en ciclismo. En este ciclo olímpico en el que se estrenaba encima de la bicicleta, trece medallas en campeonatos del mundo (seis oros, tres platas y cuatro bronces). Su constancia y sus ganas de seguir subiendo a podios de todos los colores lo llevan a liderar a la delegación española en Tokio, sus sextos Juegos. Este valenciano de 46 años encarna como pocos la capacidad de superación. No solo de las heridas y amputaciones (una pierna y dos brazos) causadas tras un accidente eléctrico cuando era un niño, que no le impidieron jugar al baloncesto, al fútbol o esquiar, sino también, y más importante, de la que se impone él mismo para ser mejor que ayer.