El último combate que paralizó España: Whitaker vs. Poli Díaz

Después de meses de negociaciones, el equipo de Poli Díaz había conseguido convencer al campeón, Pernell Whitaker, para disputarle el cinturón mundial unificado. Una pelea que se disputaría en Norfolk (Virginia) en la madrugada española del 27 al 28 de julio de 1991.

La cobertura mediática en España los días previos al combate era intensa. Especiales en televisión, páginas y páginas de periódicos dedicadas al boxeo y muchos minutos de radio. Poli Díaz (con permiso del fútbol) lo centraba todo.

A Virginia, junto al campeón español, se trasladaron decenas de enviados especiales para contar todo lo que ocurriera allí. Eran otros tiempos y la ausencia de Internet hacía más imprescindible esas voces.

Poli se pasó los días previos al combate metido en la sauna y comiendo lechuga para intentar dar el peso. Sus declaraciones contra el púgil americano ( «te voy a tumbar en el octavo asalto» ) pusieron en guardia al campeón y elevaron el nivel de emoción en España.

Luego, la pelea, no fue tal. Whitaker finiquitó pronto al español , que a partir del quinto asalto se dedicó a defender para no irse a la lona. «¡Tienes que morir ahí, Poli!», le decía desde el rincón Ricardo Sánchez Atocha, su preparador. Desesperado. El «Potro de Vallecas» aguantó en pie, pero perdió. Dos costillas rotas y una muñeca destrozada fueron el balance del último gran combate, que dejó muy tocado para el futuro al deportista español .

Pero esa es otra la historia. La que nos ocupa es la que llevó a Poli Díaz a protagonizar la última gran pelea que paralizó España. El último día con el que este país vibró con el deporte de las doce cuerdas.