Mireia Belmonte conquista las aguas abiertas con un bronce

Cayó el primer metal. Quizás el menos esperado, pero tampoco se trata de ninguna sorpresa. Cuando Mireia Belmonte dijo que competiría en aguas abiertas, nadie se llevó las manos a la cabeza. La catalana había demostrado en numerosas ocasiones su potencial y se daba por hecho que, si no acababa en éxito, se quedaría cerca.

La española llegó a meta con un tiempo de 58:41, a doce segundos de la plata y siete por delante de la cuarta clasificada, la húngara Eva Risztov. Con ella se jugó la medalla. Belmonte pasó cuarta por el primer punto cronometrado, en la mitad de la carrera, pero mejoró su ritmo en el último tramo.

Apuntaba alto desde que saltó al agua. Su mentalidad le obligaba a luchar por una medalla y fue marcando los mejores cronos en cada kilómetro. Un segundo la separaba de la húngara en la mitad de la prueba y veía muy lejos un metal que no fuese el bronce. El oro se le escapaba a más de 27 segundos y la plata, a nueve, pero el bronce estaba ahí. Solo faltaba un último esfuerzo y lo afrontó con su particular garra, para terminar por detrás de la alemana Isabelle Harle y de la holandesa Sharon Van Rouwendaal.

Como afronta cada prueba. Con mentalidad ganadora para conquistar una nueva medalla, la primera en aguas abiertas y la quinta en su palmarés europeo. Peor suerte corrió Erika Villaécija, que se quedó octava, en puesto de finalista, mientras que Luisa Morales se tuvo que conformar con la vigésima plaza.