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ABC Cultural

FERIA DE OTOÑO

Borja Jiménez se consagra en Madrid por la Puerta Grande y Román vuelve a derramar su sangre

Grandiosa tarde del sevillano, que derramó autenticidad con una exigente corrida de Victorino y salió a hombros; grave cornada del valenciano con el primer toro

El penúltimo toro de una vida

Borja Jiménez abandona a hombos el ruedo de Madrida EFE
Rosario Pérez

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De pronto, como si todo, como si nada, un torero destruía la armadura de Madrid, que le entregaba su corazón en sol y sombra, en sombra y sol. Incrédulos ante aquella danza de aplomo y verdades, ante aquel deleite de arte frente a la casta ... de Victorino. Se destocaban los del sombrero de paja del tendido alto, aplaudía una Infanta de España en la barrera, los areneros no querían ni pasar el rastrillo para no manchar lo escrito en aquella arena. De categoría Borja Jiménez, la revelación que se consagró en la capital con una exigente corrida de Las Tiesas de Santa María. Si el hoy fuera el ayer de otro siglo, cuando los triunfos en Las Ventas valían una mina, el apoderado tendría en cola al sector empresarial. Llamen o no, si la vida de la tauromaquia es justa, debería abrirle los umbrales de todas las ferias del mismo modo que el de Espartinas arrancó los cerrojos de la Puerta Grande. Incontestable su triunfo. Qué manera de torear y qué manera de crecerse ante la adversidad, de sobreponerse al miedo que dan los de las patas cárdenas en un debut, a ese recelo que brota cuando un compañero está tumbado en una camilla entre agujas y olor a cloroformo.

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