Apoteosis de López Chaves en Ledesma

Diez orejas, dos rabos y un indulto cortó el salmantino, que se despedía de su plaza, en una tarde magistral

Cartelero o la emoción infinita de los toros que anuncian bravura

López Chaves saboreando el triunfo Miguel Corral

Ana Pedrero

Ledesma (Salamanca)

Apoteosis de Domingo López Chaves esta tarde en Ledesma, su cuna, su plaza, que vive sus fiestas del Corpus y que hoy ha vibrado con una despedida a lo grande, por todo lo alto, con un recital de toreo magistral del ledesmino y ... unos toros del campo charro que también han querido hacerle los honores y a la vez honrar su sangre de bravos.

Tarde de emoción, de disfrutar, para disfrutar, de reventarse las manos en palmas y las gargantas en arrebatados olés (incluso olas). No ha sido por paisanaje, no, que ha sido más que merecido. Hace años que Domingo López Chaves, el luchador, el lidiador, el guerrero, ha devenido en un torerazo de clase y temple al que da gusto ver en la plaza; un veterano maestro que conoce las teclas, los recursos, los resortes, los secretos del toreo y hoy ha echado mano de todo ello, de su garra, de su generosidad, de su valentía, y ha toreado a placer en una tarde para recordar en la que se le ha pedido y ha regalado el sobrero para prolongar una tarde de toros que todos los aficionados merecerían vivir al menos una vez, rematada con el indulto a un bravo sobrero de Domingo Hernández que no se cansaba de embestir a un torero que no se cansaba de torear. Qué hermosa forma de decirle adiós a su plaza.

El primero es un toro abanto y mansote ya de salida que recibe dos puyazos, el segundo sólo señalado. Emotivo brindis a su padre y a su tío Santiago. Inicia apoyado en el estribo y rompe a llover cuando sale al tercio. Serie por abajo, doblándose. Segunda serie con la zurda, con el viento molestando y toro que hace amago de irse. Aunque Domingo lo intenta, el viento y la condición del toro impiden cualquier lucimiento. Abrevia con una estocada entera. Toro se levanta y retrasa unos minutos su final. Silencio.

Con más pies y presencia sale segundo, de Montalvo, noble y de bonita lámina, que Domingo recibe a la verónica y que pierde las manos, aunque finalmente aguanta toda la faena con la boca cerrada.. Entra una vez al caballo y Chaves se luce en el capote con un suave quite genuflexo a la verónica. Inicia sin probaturas aprovechando la buena condición del toro por el pitón izquierdo, midiendo mucho tiempo y distancias. Mingo echa mano de temple y logra una faena de muy buen tono al natueal -por el derecho el toro se quedaba corto- que remata con una estocada fulminante tras un pinchazo en lo alto que le sirven para desorejarlo. Dos orejas.

Con brío, clase y ritmo sale el de Carmen Lorenzo, al que recibe rodilla en tierra con dos largas y una verónica que le pone en apreturas. Lo lleva al caballo por chicuelinas al paso y entra una vez con un puyazo bien señalado y medido. Lo quita por tafalleras, mostrando su excelente capote. Magnífica brega de José Chacón, plata de ley. Unos ayudados por alto abren la faena para ir bajando la mano y sacarlo a los medios. Un fandango desde los tendidos acompaña una estupenda serie con la zurda de mano baja. La faena toma vuelo por la derecha pero regresa a la izquierda para firmar una serie al natural en el centro de la plaza. Ya en el tramo final cuaja al toro por el derecho en una faena de intenso sabor que siempre ha ido a más. Prescinde de la ayuda para rematar con limpios y cadenciosos derechazos al natural, al ralentí, cambios de mano y un circular por la espalda, ya en cercanías, que pone a hervir los tendidos . Pinchazo y estocada entera, tendida. Dos orejas.

Toro de preciosa estampa el cuarto que sale con pies y motor. Recibo a la verónica a pies juntos y en los terrenos del toro. Cede el quite a Salva Ruano, que se luce en medidas verónicas y una media abrochada. Brinda a todos los toreros presentes en el callejón -Juan Diego, Andrés Sánchez, Fandi, Perera, El Capea, Antonio Grande, Manuel Diosleguarde, los dos sobresalientes y Marco Pérez, la gran promesa del toreo salmantino-. Lo recibe de rodillas muy cerca de las tablas y el toro le aprieta. Suena otro fandango desde el tendidos mientras Mingo comienza a construir una faena que toma gran altura por el pitón izquierdo, que es el pitón del toro, y al natural, desprendiéndose de la ayuda, sin guardarse nada, en una faena de gran exigencia con un toro que lo ha medido mucho y no le ha regalado nada. Pinchazo y estoconazo fulminante. Dos orejas.

Brinda a sus hijos y a su mujer, presentes en barrera. Vibrante inicio de rodillas citándole largo desde el centro del ruedo. El toro acude como un trolebús y lo pone en apuros, para torearlo después con mucho pulso y temple, a veces al ralentí, siempre en maestro. Suena el pasodoble 'Que Viva España' y Domingo se lo lleva al sol, a las peñas, y se desata la locura mientras continúa su recital de toreo y de los tendidos brota el grito unánime de «Torero, torero». Pinchazo y estocada. Dos orejas y rabo.

Feria del Corpus de Ledesma

  • Plaza de toros de Ledesma Lleno en los tendidos en tarde de bochorno con ráfagas de viento y lluvia. Seis toros de distintas ganaderías del Campo Charro. Castillejo de Huebra, Montalvo, Carmen Lorenzo, Domingo Hernández, Casasola y Ventana del Puerto.
  • Incidencias: Saluda una gran ovación de salida con la plaza en pie. Regala el séptimo, sobrero, de Domingo Hernández, indultado.
  • Domingo López Chaves ,de berenjena y oro. Silencio. Dos orejas. Dos orejas. Dos orejas. Dos orejas y rabo. Ovación. Dos orejas y rabo simbólicos.

Recibe al sexto con dos largas cambiadas de rodillas en una plaza que ya es un delirio. Brinda en los medios, a un público arrebatado y agradecido, entregado, y besa la tierra ledesmina, la que le prestó cuna y sábana. Y brota un tercer fandango desde los tendidos. Aunque el toro es noble, le falta fondo y entrega y se apaga pronto, sin posibilidad de mayor lucimiento. Pinchazo y estocada. Ovación.

Emocionante tercio de quites luciendo al toro desde los medios, generoso. Por chiqueros ha asomado un toro enrazado, con casta y transmisión, un torazo, para un torero también enrazado, que ha tocado el cielo de Ledesma antes de salir a hombros, desde la tierra; un torero que lleva tres horas en la cara del toro y se muestra en plenitud. Faena intensa, sentida, aprovechando las embestidas que le brinda el toro, que siempre va a más y no se cansa de embestir. El palco saca el pañuelo naranja. Dos orejas y rabo simbólicos.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios