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ABC Cultural

SAN SIIDRO

Cartelero o la emoción infinita de los toros que anuncian bravura

Gómez del Pilar corta una oreja a un gran toro de Escolar al que le colgaban las dos y que fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre; Robleño pincha una meritísima tarde

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Cartelero hace surcos con el hocico en la arena durante la faena de Góméz del PIlar PLAZA1
Rosario Pérez

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Se llamaba Pocapena y viajaba en sus astas la cornada más terrible. Cuenta Hemingway en 'Muerte en la tarde' que no vio jamás cosa tan terrible. Pues el mismo bautismo que aquel toro de Veragua que acabó con la vida de Granero llevaba el que ... descorchaba la corrida, un cinqueño con toda la barba, alto y largo, muy agresivo por delante, con dos dagas que imponían. Con un salto 'atigrado', echando las manos por delante, acudió al saludo de López Chaves, que quiso lucirlo en el peto, donde Rivas dejó un buen puyazo. No ganó para capotes Talaván en la lidia de tanto desarme. El salmantino, que recibió la ovación de Madrid en el año de su despedida, correspondió al cariño con un brindis y se dobló toreramente. Pura emotividad. Escarbaba y se lo pensaba mucho el cárdeno, siempre con la testa entre las manos. Mientras le robaba embestidas, Pocapena no lo perdonó y lo prendió por el muslo en una fea voltereta. Los fantasmas bautismales aparecieron, aunque por fortuna no iba herido. No se arredró el valiente charro, que se fajó con el escolar y le extrajo muletazos meritísimos. Domingo, el torero para el que siempre es el séptimo día, el día de la liturgia en la corrida y en misa, nunca se arrugó y saludó.

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