Antonio Ruz: «La danza nos hace reflexionar a través de la belleza»
El coreógrafo cordobés estrena en los Teatros del Canal 'Pharsalia', una obra inspirada por el poema de Locano
Madrid
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Iniciar sesiónLocano, un escritor nacido en la Córdoba de la época romana en el año 39 d. C. -era sobrino del filósofo Séneca- escribió 'Pharsalia', un poema inacabado en que hablaba sobre la guerra civil entre Julio César y Pompeyo. Otro cordobés, el coreógrafo ... Antonio Ruz, se encontró el libro mientras investigaba para una beca en Roma. «Empecé a leer la obra, la única que se conserva del autor. Me pareció muy compleja, una lectura densa, por momentos fascinante, sublime... Muy gore, podríamos decir; es un libro que roza lo macabro en muchos de sus pasajes».
La idea se quedó «en el catálogo», según expresión de Ruz, hasta que Blanca Li le propuso hacer algo en los Teatros del Canal. Al proyecto se sumó el Museo Universidad de Navarra, donde se completó el proceso de creación; allí también, se hizo el preestreno de la obra la semana pasada, antes de presentarla hoy en el Canal, donde estará hasta el domingo.
La guerra y los conflictos -universales, sociales, personales- son la columna vertebral del trabajo de Ruz, creado para once bailarines. «Si hay algo que ni una pandemia global es capaz de parar son las guerras», reflexiona. La invasión de Ucrania fue la espoleta que disparó el proyecto. «Lucano tiene una visión muy universal, casi cósmica, de la guerra. Pero me llamó la atención sobre todo esta idea de cuerpo en guerra. Pensé sobre las guerras bélicas, pero también sobre las guerras internas. Me interesó el conflicto, algo que nos envuelve a todos: conflictos familiares, amorosos, de pareja, laborales...» En la danza, sigue Antonio Ruz, resulta particularmente interesante: «Un cuerpo en un espacio vacío está creando ya, de alguna manera, conflicto».
Su experiencia con las dos compañías estatales -el Ballet Nacional de España y la Compañía Nacional de Danza, para las que creó, respectivamente, 'Electra' e 'In paradisum'-, han tenido que ver también en la creación de esta obra, al menos en lo formal. «En estas obras de gran formato he encontrado una de mis claves: mover a los grupos, buscar ese contraste entre la individualidad y la colectividad; también el ritual, ese cordón umbilical entre lo antiguo y lo contemporáneo, la tradición, la vanguardia, la actualidad, el futuro...»
Quería, por tanto, Antonio Ruz «soñar en grande» esta apología en contra de la guerra. «Lucano hace un alegato a favor de las víctimas y no de los a los vencedores no, y eso me parecía también muy poético y muy bonito en esta sociedad donde tanto se valora el éxito y donde tenemos siempre que ganar. ¿Qué pasa con los fracasos, con los perdedores? Me parecía muy interesante centrarme en eso».
A través del cine y la televisión, «ese universo bélico, su violencia, su hambruna, están en nuestro ADN Y luego también. Todo ese universo bélico que vemos en el cine que nos cuentan nuestros abuelos mismos de la posguerra, de la guerra, de tal modo que está en nuestro ADN». La danza está, añade, «para trascender todo eso; para evocar universos nuevos, mejores quizás mundos imposibles. Y soñar, hacer al público, soñar y reflexionar».
«El cuerpo es tan expresivo y tiene tanta energía que es casi un
arma de salvación para el público y para nosotros los bailarines»
De la mano de la dramaturga Isabel Huguet, Antonio Ruz ha creado una pieza que son cuadros visuales enmarcados en una estructura -prólogo, antes de la guerra, durante la guerra y después de la guerra-; no es la narrativa de la 'Pharsalia' de Lucano, que parece una pieza de danza. Por eso me atrajo también, porque no era un cuento como puede ser la 'Odisea'.
Ante la barbarie de la guerra, la danza, el arte en general, lo que puede aportar es belleza, dice Ruz. «Tienen el poder de hacernos reflexionar a través de ella, y está bien que nos lo pongan delante. Una señora me decía que la obra es dura, pero más lo es comer con las imágenes del telediario delante».
En esa línea, añade, se mueve 'Pharsalia'; «en buscar la belleza en el caos, en la violencia, en la barbarie del ser humano. El cuerpo es tan expresivo y tiene tanta energía que es casi un arma de salvación para el público y para nosotros los bailarines. Aquí estás la hora y veinte que dura la obra viajando a través del tiempo, del ser humano, de las emociones, de ti mismo, porque al final es una identificación con lo que a ti te pasa».
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