Rocío Castillo, miembro de la misión de la Unesco en los bancos Skerki: «La arqueología subacuática española no tiene que tener ningún complejo»

La veterana especialista del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqva) participa, junto a la conservadora Marta Arcos, de este «ejemplo de cooperación internacional sin precedentes» que reúne a 20 investigadores de ocho países (Argelia, Croacia, Egipto, España, Francia, Italia, Marruecos y Túnez).

El pasado junio, la Unesco dio a conocer el hallazgo de tres naufragios hasta ahora desconocidos en este gran cementerio de barcos del Mediterráneo, pero el trabajo de estos expertos continúa ahora desde sus respectivos países, revisando y estudiando el material obtenido tanto en la plataforma continental tunecina, donde se descubrieron estos nuevos pecios, como en la italiana, donde han comprobado el buen estado de tres embarcaciones romanas halladas en los años 80 durante las expediciones de Robert Ballard, el descubridor del Titanic, y Anna Marguerite McCann.

En conversación telefónica desde la sede de Arqva en Cartagena, Castillo comparte con ABC las enseñanzas atesoradas en la misión y las ramificaciones que pueden florecer a partir de esta iniciativa.

-Habrá sido emocionante descubrir tres nuevos pecios en el Mediterráneo

-Sí, cuando de repente uno descubre nuevos pecios en una zona inexplorada tiene su emoción. En la zona tunecina se localizaron dos de época contemporánea que pueden ser de mediados del XIX a principios del XX, interesantes, y también otro romano. Pero también en la plataforma continental italiana ha sido importante la revisión de los pecios descubiertos por Ballard en 1988 y luego junto con la arqueóloga McCann en varias campañas en los años 90, la última en 2003. No sabíamos cómo iban a estar. Italia había comunicado a la Unesco que había riesgo de expolio en estas aguas internacionales y volver a localizar estos pecios a más de 700 metros de profundidad y ver que estaban en condiciones muy similares a 25 años atrás, que no habían habido una influencia negativa por acción antrópica, es un gran triunfo. Además se documentó una zona que no estaba publicada en los trabajos de los americanos.

-¿Qué relevancia tienen los naufragios investigados por la misión de la Unesco en los bancos de Skerki?

Se sabía por fuentes escritas que había una gran afluencia en las rutas comerciales entre Cartago y Roma por alta mar, pero no había rastros arqueológicos. Los pecios romanos hallados por Ballard, primero, y ahora el nuevo descubierto en profundidad en la plataforma continental tunecina son testimonios arqueológicos de esa ruta que emprendieron y no acabaron. Tienen mucho valor.

Se han investigado esos pecios y se ha entregado mucha información. Los bancos de Skerki son muy grandes y a veces las rocas se quedan a solo 20 o 30 centímetros por debajo de la superficie. Es una zona muy peligrosa para la navegación y si no tienes cartas náuticas es muy fácil chocar. Los trabajos se centraron en uno de los arrecifes, el Keith, que es una explosión de vida. Allí las ánforas estaban totalmente mimetizadas, cubiertas de esponjas, con muchísima vida natural. Ahí también se ve la fusión del patrimonio natural y cultural. Es muy interesante.

-La carga de los pecios ofrecerá también información sobre esa ruta comercial que documentan estos hallazgos.

- Sí, en el nuevo pecio documentado en la plataforma continental tunecina la mayoría de las ánforas parecen proceder, por su forma, de Italia. Aún faltan análisis, pero por otros pecios conocidos sabemos que este tipo de ánforas transportaban vino. De las embarcaciones que ya se conocían en la zona italiana, se han documentado dos pecios con cargamento de ánforas y también uno muy interesante con materiales de construcción, con fustes de columnas y bloques de piedra. Demuestra que no sólo se transportaban ánforas con vino, aceite y salazón. También materiales de construcción.

-¿En qué ha consistido vuestro trabajo en la expedición de la Unesco?

-Antes de ir, como siempre en todo equipo de trabajo subacuático, lo primero es la labor de archivo y documentación, tanto de los trabajos que habían hecho las expediciones americanas de Ballard y McCann, como de lo poquito que había de la parte de la plataforma tunecina. Una vez a bordo, participamos en el seguimiento de los trabajos que se iban haciendo. En la parte tunecina, lo primero que se hizo con sonar multihaz fue una nueva batimetría. Fuimos todos observando, identificando las anomalías de posible interés científico. El siguiente paso fueron los trabajos con ROV (vehículo submarino teledirigido). Nuestra labor ahí era de observación. Los técnicos especialistas en multihaz o de ROV manejaban los aparatos bajo las directrices del coordinador de cada zona (tunecina o italiana). Ahí sí que era un trabajo muy piramidal. Si observábamos algo lo teníamos que comunicar a la persona intermedia para no interrumpir. Fue mucha observación y análisis y luego mucha puesta en común.

En paralelo, Marta y yo apoyamos en la organización del archivo fotográfico, llevándolo al día. También colaboramos en la parte de la redacción de notas de prensa y como todos, en la formación de jóvenes investigadores que se incorporaban a la misión porque ése fue otro de los objetivos, aparte de la investigación científica y de la colaboración entre diferentes países. Además, la Unesco tuvo muy clara la importancia de la difusión. Con nosotros navegaban dos fotógrafos y miembros de una empresa de documentales que iban grabando todo y haciéndonos entrevistas en las que opinábamos de lo que estábamos viendo y sobre el desarrollo de la arqueología subacuática en nuestro país.

-¿Y en qué liga juega la arqueología subacuática española?

-Creo que, a nivel de arqueología en profundidad, no tenemos que tener ningún complejo. He tenido la oportunidad de trabajar en un buque científico como el 'Alfred Merlin', francés, que está específicamente diseñado para arqueología subacuática tanto en poca como en alta profundidad. He podido ver cómo funciona y compararlo con las embarcaciones con las que nosotros trabajamos en arqueología en profundidad. En mi opinión, los barcos del Instituto Español de Oceanografía -el Ángeles Albariño- o de la Unidad de Tecnología Marina (UTM) -el Sarmiento de Gamboa- , ambos del CSIC, están perfectamente equipados y hacen trabajos paralelos. Los dos tienen ROV y en nuestro caso, el Liropus 2000 baja hasta 2.000 metros, como el 'Arthur' empleado en la misión Skerki. En prospección con multihaz y ROV, en España se pueden hacer trabajos que son equiparables. Creo que no tenemos que tener ningún complejo y que podemos trabajar sin problemas en profundidad, optimizando estos medios de Oceanografía, aunque no sean específicos para arqueología subacuática.

-¿Qué valor tiene, en tu opinión, la misión en Skerki?

-Es un ejemplo de cooperación internacional sin precedentes, bajo el paraguas de la Unesco. Quizás ha sido la misión más ambiciosa porque coordinar tantas partes y con dos proyectos autónomos en paralelo es muy complicado. Había que respetar la legislación de cada uno de los países, conseguir la financiación para todo esto... Simplemente que se haya hecho la expedición, aunque no hubiese ningún resultado arqueológico, que los ha habido, ya era un gran triunfo. Y el intercambio de experiencias, de conocimientos, la formación de los investigadores más jóvenes junto a un equipo veterano y la convivencia ha sido muy interesante.

-Entre investigadores, habláis la misma lengua

-Sí, ha sido muy bueno poder estar juntos. Algunos ya nos conocíamos de haber participado en otros proyectos y a otros, indirectamente, porque teníamos referencias y nos habíamos leído. Al ver cómo trabaja cada uno siempre aprendes algo. Esa red de contactos es muy importante. El conocimiento compartido se construye entre todos. Unos pueden tener más medios técnicos, otros más conocimientos y la convivencia de unos con otros hace que sumemos y que multipliquemos resultados.

-Con esta experiencia, ¿se abre el camino a otras misiones internacionales en otras aguas internacionales en las que España tenga especial interés? ¿Tal vez porque sospeche que allí se encuentra algún pecio español?

-Eso lo tendría que contestar el Ministerio, pero está claro que éste es un paso que abre un camino. Hasta ahora la Unesco había llevado a cabo misiones muy puntuales. En la Convención de Protección del Patrimonio Cultural Subacuático existe un consejo consultivo científico y técnico que envía expertos a algún país cuando se necesita. Se ha hecho en Guatemala, Bolivia o Chile, pero esta expedición abre más el foco, coordinando a ocho países en aguas internacionales. Ha sido una experiencia increíble que plantea nuevos retos también desde el punto de vista jurídico. España, con Mariano Aznar a la cabeza, pretende establecer un memorándum para trabajar más este tema. ¿Cómo se lleva a cabo una misión así? ¿Cómo se protegen jurídicamente los yacimientos localizados? En este caso no se ha extraído material, pero si se diera el caso ¿cómo se garantiza que su estudio se realice por un grupo de trabajo internacional? ¿Dónde irían a parar esos materiales? Es un rodaje que viene muy bien para experiencias en aguas internacionales.

-¿Hay intención de volver al trabajo de campo en los bancos de Skerki?

-Eso lo tendrán que decir los estados coordinadores, tanto Italia como Túnez. Queda trabajo por hacer, por supuesto. En la plataforma continental italiana se localizaron en los años 80-90 ocho pecios y en los tres días que estuvimos pudimos documentar tres. Se podría volver para estudiar los otros cinco. Y en la plataforma continental tunecina, se han procesado unos 10 kilómetros de largo por dos de ancho en el arrecife Keith y quedan muchas zonas nuevas por prospectar. Ahora se está trabajando en las memorias científicas, con la documentación obtenida con los ROV se van a intentar hacer ortofotos, y todavía se están procesando los datos. Luego habrá que estudiar esos resultados a nivel más profundo.

-¿Crees que este tipo de misiones pueden mejorar la investigación en arqueología subacuática en España?

-Cualquier experiencia que compartas de otras excavaciones, con otros equipos ayuda a la investigación, también entre los que trabajan en España. Y cuanto más pluridisciplinar sea el equipo, con conservadores, restauradores, etc. los resultados van a ser mejores.

-¿Cuáles son ahora los mayores retos a los que se enfrentan los arqueólogos subacuáticos en España?

-Se ha avanzado mucho en la formación teórica. A finales de los 80 no había prácticamente nada en la universidad, había pocas posibilidades de una formación más reglada como la de ahora. En este marco se ha ido mejorando, con posgrados y algún máster, pero en el tema de la formación práctica todavía falta por hacer. Creo que hay mucha gente que está saliendo de estos másteres, pero luego no tiene posibilidades de formación práctica. En mi opinión, sigue faltando además financiación y sigue faltando estabilidad para los investigadores, porque en plantilla somos muy pocos.

Hay que apostar más para que los especialistas estén de forma más estable en los órganos de decisión. Solo hay un centro nacional y tres autonómicos de arqueología subacuática. Muchas comunidades autónomas no cuentan con ninguno, e incluso en las zonas en las que hay un centro de arqueología subacuática con mucho rodaje, como Cataluña, Comunidad Valenciana, Andalucía, o en nuestro caso en la región de Murcia, somos órganos consultivos. En los órganos de decisión a veces no hay personas especializadas en patrimonio cultural subacuático. También falta coordinación entre administraciones y más especialistas en el ámbito de la conservación y restauración de patrimonio cultural sumergido.

Y aunque se ha avanzado mucho, tratando de llevar el patrimonio cultural subacuático a todo el mundo con herramientas de realidad virtual, queda por hacer en el tema de la sensibilización de los diferentes sectores implicados (buceadores, pescadores, con el público en general). Es un reto fundamental. Aunque ahora mismo hubiera mucha financiación, muchos especialistas en gestión y a nivel de investigación, si nos faltara este, pilar, la sensibilización del público en general, que la gente conozca, pueda entender y proteger este patrimonio, pues habríamos fracasado.

-En un país con tanto patrimonio sumergido, sigue siendo un gran desconocido

-De ahí la importancia de esos centros de interpretación, de esos proyectos de investigación y de esas experiencias virtuales para acercar ese patrimonio y que cualquiera pueda tener la sensación de estar ahí. También hay que transmitir a los buceadores que miren y observen, pero no toquen, porque es importante documentar los restos arqueológicos en su contexto. Aún nos queda mucha labor, pero se están haciendo progresos y yo creo que eso se notará en el futuro.