El PP entrega Cultura a Vox pero se guarda competencias clave en los pactos del 28M

La entrega de Cultura, de todos modos, va con rebajas. En la Comunidad Valenciana, los populares han arañado contenido sensible: Patrimonio (y dentro el Museo de Bellas Artes) queda fuera de esta cesión. También el Palau de la Música y la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que siguen en Presidencia. Y en la ciudad de Valladolid, la ceremonia de los Goya y la Semana Internacional de Cine (Seminci) se han movido a Turismo, bajo control del PP. Génova sostiene que sus cargos electos han tenido autonomía a la hora de firmar sus pactos de gobierno y en la mayoría de los casos, con la excepción de Elche y poco más, han apostado por ceder Cultura. Vox ha ido a las negociaciones con la certeza que desde Cultura hay mucho por hacer para rebajar la hegemonía cultural que tradicionalmente ha tenido la izquierda en este ámbito.

El PP está siguiendo una estrategia de pactos similar a la desarrollada en las elecciones locales de hace cuatro años; en aquella ocasión, con Ciudadanos. En la Comunidad de Madrid, Ayuso le entregó Cultura a la escritora Marta Rivera de la Cruz cuando esta militaba en el partido naranja. Lo mismo ocurrió en Castilla y León. No así en Andalucía, donde el PP se quedó con estas competencias, con Patricia del Pozo como consejera. En 2019, Cs también asumió Cultura en ciudades como Málaga o Zaragoza.

Hace dos semanas, en una entrevista, Alberto Núñez Feijóo sugirió que integraría Cultura en el Ministerio de Educación, lo que le granjeó críticas entre algunas asociaciones del sector, a las que también se apuntó el ministro Miquel Iceta. El líder del PP amortiguó el golpe con la inclusión de Rivera de la Cruz como número dos por Madrid. «Es un guiño claro a la cultura en España», dijo el líder popular este domingo en ABC, pero aún siguió sin comprometerse a constituir un ministerio propio si gana las elecciones del 23J. En el pasado, Aznar y Rajoy subsumieron Cultura dentro de Educación. ¿Hará lo mismo Feijóo? En Génova guardan silencio. Entre bambalinas, eso sí, algunos destacan que en las listas nunca había habido tantos candidatos interesados por la cultura, empezando por Borja Sémper, también portavoz de campaña. La última palabra, en cualquier caso, la tendrá Feijóo, que si no da un golpe de efecto mantendrá la incertidumbre hasta el final.