grammy latinos 2023
Vico C, el pionero del reguetón que sobrevivió a la heroína y la cárcel: «La industria sólo aceptó el género cuando olió el dinero»
El ídolo de todos los reguetoneros desde Daddy Yankee a Bad Bunny está nominado a la Mejor Canción de Rap/Hip Hop
Reguetón, el nuevo amo de la industria musical
Nacho Serrano
La vida de Luis Armando Lozada Cruz, conocido como Vico C, ha sido tan de película que tuvieron que rodar una ('La vida del filósofo', disponible en Netflix pero ay, no en España). Este rapero en español, precursor indiscutible del reguetón, nació en Nueva York ... en 1971 pero a los cinco años su familia puertorriqueña decidió volver a la patria y se mudó al sector de Puerta de Tierra, en San Juan. Allí hizo sus primeros pinitos artísticos con el Teatro Pobre de América dirigido por Pedro Santaliz, y cuando rondaba los ocho o nueve años, escuchó el hit fundacional del rap, 'Rapper's Delight' de Sugarhill Gang, y ya no volvió a ser el mismo.
Era el más gamberro de sus hermanos, pero la música ocupó su mente hasta el punto de que a los doce años ya había escrito y grabado su primer tema, el mítico 'Rap del vikingo'. En 1989 lanzó 'No a las drogas', un primer single oficial que catapultó su carrera con paradójicos resultados, ya que cuatro años después cayó en la adicción a la morfina que le recetaron los médicos para paliar su dolor tras un accidente de moto. De ahí pasó a la heroína, y luego al infierno. A pesar de todo grabó el icónico 'Aquel que había muerto', disco que incluyó un tema llamado 'Dándote vida' que narraba una sobredosis de caballo.
Vico C consiguió cruzar de un siglo para otro con cierta estabilidad personal gracias al éxito comercial de su música, pero en 2003 murió su madre, una persona fundamental en su vida, y recayó en la droga de forma tan alocada que acabó siendo detenido por posesión de narcóticos en Florida, donde estuvo seis meses encarcelado. Al salir, sus dos religiones -la fe cristiana y la música- le enderezaron y, desde entonces, ha mantenido una sólida carrera que, si bien no ha brillado con el mismo fulgor que las de quienes le siguieron, le ha permitido llegar hasta hoy con la condición de leyenda viva del perreo.
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Esto de sacar los Grammy Latinos de Estados Unidos, se tenía que haber hecho antes ¿no?
¡Sí, claro! Ya ha pasado mucho tiempo, eso se podía haber hecho ya. Puerto Rico es un sitio que desde hace tiempo lo pide a gritos. Qué bueno que se empezó a hacer. Porque espero que tenga continuidad.
¿Qué significa para usted la nominación de su tema 'Pregúntale a tu papá por mí', de su nuevo disco 'Pánico'?
Tiene un significado diferente al de otras nominaciones o premios anteriores. El primero lo gané cuando estaba liado con mi vicio por la heroína, mis recaídas... En ese momento fue importante para mí porque me lo dieron en medio de mi caos personal. El segundo me lo dieron después de salir de la cárcel, y fue importante porque estaba buscando la paz interior después de ese caos. Esta nueva nominación es significativa porque puedo demostrarme a mí mismo que tengo fuerza para seguir vigente catorce años después de recibir mi última nominación, en un momento en el que habrá gente que piense que no estoy activo después de pasar bastante tiempo sin publicar nada.
Ahora hay que publicar casi un tema por semana...
El público demanda eso, porque es a lo que le han acostumbrado. El público es moldeable. Lo que le des, es lo que te pedirá. No digo que eso sea bueno o malo, pero es así, y no se puede pelear contra ello. Lo que hay que hacer es abrir los ojos y darle algo duro y fresco que le guste.
Al público se le ha moldeado para obedecer cánones anglosajones durante muchísimo tiempo. Hasta que llegaron ustedes y la industria tuvo que rendirse a la evidencia de un cambio radical.
Así como lo has dicho, así es como fue: se tuvieron que rendir a la evidencia. Tuvieron que aceptar el género. Pero no de una forma positiva, porque lo hicieron sólo por el dinero, no por la cultura. Por eso trabajaron tanto tiempo para que la música urbana no subiera, para que esos malditos raperos latinos no les quitaran la silla (risas). Porque pensaban que no les iba a dar dinero. Hasta que vieron que no era así. Sólo nos aceptaron cuando olieron el dinero. Por eso la excusa de los contenidos de las letras se fue diluyendo.
Usted y el panameño El General son considerados los padres del reguetón. Se han escrito ríos de tinta sobre el origen del género, pero me encantaría escuchar su versión de los hechos.
Nació en varios sitios, en varios ambientes. Hay que mencionar a Puerto Rico y a Panamá, pero también a Jamaica y Estados Unidos. En Puerto Rico comenzó con el hip-hop en español, y en Panamá con el dancehall jamaicano en español. La fusión de los dos movimientos por la influencia de ida y vuelta es lo que resultó en el reguetón, que al principio llamábamos rap-reggae. El hip-hop puertorriqueño tendía hacia el funk recogiendo influencias estadounidenses, y el hip-hop panameño recogía las del dancehall.
La agresividad, la pegada del reguetón inicial, se ha perdido en términos generales.
Exacto. Pero no podemos decir que eso fuese reguetón puro, porque ahí está la trampa: el reguetón es de por sí una mezcla, no es una cosa pura, porque ni siquiera los géneros de los que surgió lo eran. El hip-hop también viene de muchas cosas. Para empezar, de los cánticos de los esclavos africanos, que cuando salían a cazar algo para comer y volvían a sus chozas, hacían unas fiestas para celebrarlo en las que sonaban cánticos de pregunta-respuesta. Como aquel famoso 'Hey somebody say hooo!', al que la gente contesta 'Hooo!'. Esa forma de cantar tiene cientos de años, y de ahí nace el soul, el gospel y hasta el jazz. Más tarde, en los años treinta, los pioneros del rock'n'roll como Cab Calloway cantaban cosas como 'Ari-ari-ari-ho!', al que el público respondía 'Ari-ari-ari-hoooo!'. Décadas después, en el nacimiento del hip-hop también influyeron los locutores de radio de principios de los setenta, que en realidad fueron los primeros artistas de rap al querer expresar rimas de forma rítmica en sus presentaciones. James Brown, y después los primeros raperos del Bronx en Nueva York, adaptaron esa forma de hablar en los primeros hits del género porque les parecía muy cool. Hay una canción de 1968 que se llama 'Here comes the judge', de Pigmeat Markham, que ejemplifica muy bien todo esto.
Lo que le ocurrió con la morfina recetada hace veinticinco años recuerda a la actual epidemia de adictos a los opiáceos.
Nadie, o casi nadie cae en una adicción porque quiere. En mi época te recetaban lo mismo sin verificar si la lesión te seguía doliendo igual o no. No se molestaban en tomarse el tiempo para ver si lo mejor era ir reduciendo la medicación, o incluso eliminarla. Así empecé yo. Pero el problema no es la droga, es el ser humano y las cosas que busca para refugiarse del vacío existencial, de la injusticia social o del dolor físico. Y eso seguirá ahí siempre. Nunca dejaremos de buscar cosas para rellenar esos huecos.
¿La época en la cárcel fue tan dura como se podría imaginar? ¿O no fue para tanto?
No fue como en las películas (risas). Yo estuve en el 'jail', que no es lo mismo que la 'prison'. Donde yo estaba era más parecido a un centro de rehabilitación, y ahí no se puede estar más de un año. Si tienes más años de condena ya te mandan a la prisión, que es donde están las bandas de matones haciendo pesas e intercambiando cigarrillos (risas).
Al final, la fe le salvó.
Yo siempre había sido un hombre temeroso de Dios, pero no tenía fe. Leer la Biblia me marcó, y desde ahí desarrollé un conocimiento sobre la religión que ha tenido mucho peso en mi vida.
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¿Qué virtudes y defectos ve en las estrellas del género actuales?
Defectos, no muchos. Para empezar, porque en el arte no hay defectos. Sea como sea, el arte siempre es perfecta a su manera. Por decir algo, me falta variedad en los contenidos. Yo veo que hay mucho talento, pero lo que falla a veces es la intención. Volvemos a lo que comentábamos al principio. Ahora mismo, se considera un estúpido al que se sale de lo que se sabe que funciona para vender y ganar mucho dinero. Y es triste que a un chaval con talento, a lo mejor sólo lo fichan si hace la música que le piden. Y ese chaval qué hará, ¿desaprovechar su gran oportunidad? No. Y al final, puede que así pierda su talento. Por eso las disqueras se están volviendo perezosas a la hora de buscar artistas reales, a los que les da igual el dinero y aman más al arte que a sí mismos.
Antes de terminar, ¿le gusta algún rapero español?
Nach es uno de los mejores, pero perdí la pista a la actualidad... ¿me recomiendas algo?
Escuche Locoplaya, creo que le gustará.
Lo haré. Gracias por la entrevista, espero volver el año que viene para actuar para ustedes y presentarles 'Pánico' en directo.
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