Elton John, antológico y triunfal hasta el final
El cantante y pianista británico exhibe leyenda en plena forma en el Palau Sant Jordi de Barcelona en la primera de las dos actuaciones con las que se despide del público español
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Barcelona
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Iniciar sesiónSuena 'Bennie and The Jets', los dedos de Elton John vuelan como pequeños yunques sobre el teclado y la historia acude, puntual, a su cita con el pop. ¿O era al revés? Tanto monta. Luz cenital sobre el piano, pantalla ridículamente grande ... y las manos de todo un sir marcando por última vez el compás. Sí, la última. Volumen aplastante, blancas y negras a martillazos y hasta tres percusionistas apuntalando el ritmo. «Hey kids, shake it loose together», le canta al Palau Sant Jordi por última vez. Porque, ahora sí, lo deja. Se va. Este martes repite en mismo escenario y, entonces sí, ya no habrá más Elton John en España. Se acabó.
A sus 76 años, Reginald Kenneth Dwight, Elton Hercules John en el Rock & Roll Hall of Fame, se ha ganado un más que merecido descanso, y en eso precisamente está ahora mismo. En decir adiós, cambiar el chaqué y las gafas de pedrería por el chándal de felpa y, sobre todo, en desandar el camino de baldosas amarillas para explicar cómo ha llegado hasta aquí arriba. A la cima del pop. Al Olimpo de la canción. Primeras pistas: el pellizco funk de 'Philadelphia Freedom', el vozarrón que se le escapa en 'I Guess That's Why They Call It the Blues', y la arrebatadora 'Border Song', a solas con el piano y dedicada a Aretha Franklin. Piezas de museo. Himnos de la alegría al borde de la lágrima.
«¡Gracias por la paciencia!», grita Elton, todo euforia y entusiasmo, a un público que llevaba más de dos años esperando una noche como esta. Sí, desde 2021. Y es que la pandemia primero y una operación de cadera después han trastocado los planes del británico y han alargado esta 'Farewell Yellow Brick Road' más de lo previsto. Casi cinco años. Pero no pasa nada. Por el camino, la gira de despedida que arrancó en 2018 se ha convertido en una de las más taquilleras de la historia, con 5,3 millones de entradas vendidas y 820 millones de euros recaudados. Números de récord que, sumados a su doblete en Barcelona, única parada española de este último tramo de su despedida, vienen a confirmar que el británico sigue teniendo magia en los dedos. Magia para tocar la fibra y también para hacer sonar la caja.
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Con 'Tiny Dancer' llegan los desmayos (metafóricos, claro) y los estribillos coreados a pleno pulmón. Elton, gato viejo, esquiva las partes más agudas, pero su voz luce aún espectacular. Majestuosa para los 76 años que gasta, Mejor así, no vaya a ser que el sprint final acabe por desmerecer toda carrera. La pantalla alterna coloridos clips con primeros planos de sus manos bailando sobre el piano; Nigel Olsson (batería), Matt Bissonette (bajo) y Davey Johnstone (guitarra) se exhiben como fieles y precisos escuderos; y el repertorio, salvo un par de excepciones, permanece firmemente anclado a la década de los setenta.
Material legendario para una noche de nostalgia nutritiva y grandes éxitos en formato antológico. El último vuelo del hombre cohete, alimentado por el combustible de 'Have Mercy On The Criminal', 'Take Me To The Pilot', 'Someone Save My Life Tonight', 'Levon', y, claro, una 'Rocket Man' en versión extendidísima que pone a todo el público en pie.
En el mano a mano con su propia historia, no podía faltar el baladista de etiqueta que flirtea con el rock adulto de 'Sorry Seems To Be The Hardest Word' y se emociona con 'Candle In The Wind' mientras proyecta imágenes de Marilyn Monroe. El tono, sin embargo, es festivo y vibrante, con el 'boogie' despendolado y el piano (virtual) en llamas de 'Burn Down The Mission' tomando el relevo de la intrépida y monumental 'Funeral for a Friend / Love Lies Bleeding', y las turbinas de 'Sad Songs (Says So Much)' espantando a caderazos cualquier amago de tristeza.
Porque esto se acaba, sí, pero ahí seguirán las canciones, inmortales, esperando a que alguien las escuche. O a que se tropiece con ellas en una película como 'Rocketman', biopic del cantante que aparece en escena, fotogramas mediante, cuando le llega el turno a 'Don' Let The Sun Go Down On Me'. Otra ovación, paseíllo por el escenario, y al lío que, ahora sí, el final se acerca. Guitarras en alto con 'The Bitch Is Back', palmas y músculo pop en 'I'm Still Standing' y jolgorio rock and roll con 'Crocodile Rock' y 'Saturday Night's Alright For Fighting'.
Y para templar los ánimos y cerrar el círculo nostálgico, tanta de bises coronada por 'Cold Heart' en versión electrónica trotona (y con Dua Lipa en la pantalla) y la épica romántica de 'Your Song' y 'Goodbye Yellow Brick Road'. Adiós al camino de baldosas amarillas. Adiós al mago de Oz del pop; a un Elton John antológico y triunfal hasta el final, hasta el último aliento.
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