Andrés Calamaro: «Los músicos acabaremos arruinados»

Satisfecho con el resultado, rechaza ejercer de crítico de su propia obra: «Ni siquiera escucho mis discos; sé que la opinión es caprichosa y contagiosa. Artistas sobrevalorados por la crítica grabaron discografías erráticas, poco exigentes y olvidables, pero son mimados por el periodismo musical. Yo soy músico, escucho con sensibilidad musical, no puedo descifrar otros valores, aunque sé que existen». Solo alguna pega con sus discos primerizos: «Estoy satisfecho con el conjunto de toda la música que hice. Los únicos discos que me molestan un poco son aquellos que grabé en los años ochenta, porque me escucho un poco verde como cantante».

«No soy un fundamentalista de las canciones -añade-, tampoco estoy escribiendo dos años hasta terminar una canción. Escribo y grabo al mismo tiempo. Son periodos de renuncia y naufragio. Pongo demasiado en esas temporadas de happening creativo. No sé sentarme con una cerveza y escribir tranquilamente. Las hago de un tirón, mientras grabo los instrumentos. Alguna vez pasé una noche entera buscando una canción… para encontrarla con las luces del día. Cuando una canción es buena, brilla».

Unos cuantos de esos temas brillantes forman parte del repertorio de Los Rodríguez : «Éramos una banda muy buena, pero no recibimos buenas criticas ni confianza, ni nos ayudaron a tener una carrera en América. Nos hicieron perder mucho tiempo. La mayoría de mis compañeros llevan veinte años girando en Latinoamérica y nosotros estábamos tocando en las fiestas de los pueblos. No resultábamos interesantes para la crítica y llenábamos garitos de rock… Nuestra única gira grande la hicimos con Sabina».

Después de una carrera que arrancó a finales de los setenta, Calamaro ha vivido la decadencia de las discográficas: «Todo ha cambiado mucho, y solo para mal. La industria desapareció, no existe en su forma original. Tenía defectos y presentaba complicaciones, es cierto. Pero permitió la existencia de mucha música buenísima. Los músicos terminaremos arruinados todos, los ambiciosos van a buscar otras formas de jubilarse dignamente. Con el tiempo desaparecerán los motivos para presentar nueva música. Quizá la sed de triunfar y consagrarse como músico sobreviva. La industria cambió para mal, para muy mal».