Calamaro: «Soy una estrella del rock inaccesible»
El músico argentino, que actuó anoche en La Riviera para presentar «On the Rock», nos cuenta cómo se ha convertido en un agitador de masas ciberespaciales
IGNACIO SERRANO
Hoy, igual que anoche, Andrés Calamaro y sus compinches se enfundarán sus vaqueros negros, se meterán dos tequilazos “pa'l” cuerpo y saldrán a comerse el escenario de La Riviera para presentar «On the Rock», último trabajo del argentino que agrupa una plantilla de colaboradores ... para caerse de espaldas. El Cigala, Niño Josele, Pereza, Vicentico, Jerry González y Enrique Bunbury son sólo algunos de los amiguetes que pasaron por su estudio para dar aún más brillo a un disco que parece diseñado para el directo. «La pega que tiene es que es imposible de llevar intacto al escenario, por el concurso extraordinario del “featuring”», comenta Calamaro. «En directo respetamos el silencio impuesto por las ausencias, y no tocamos todas las canciones del disco. Hacemos nuestro concierto habitual, ya cambiaremos la piel cuando tengamos tiempo para brindarnos al laboratorio musical».
Otras colaboraciones estelares, como las de Residente (de Calle 13) y El Langui (de La Excepción), no han sido tan bien recibidas por la ortodoxia rockera que criminaliza los coqueteos con el rap, algo que a Calamaro pone de los nervios. «Las colaboraciones de Langui y de Residente son extraordinarias. Hoy cualquiera opina, los críticos musicales son becarios que apenas sí escucharon música, y la opinión “on line” es reaccionaria y muy pobre. No siento la música como una lucha, pero hay que evitar contaminarse de opiniones desautorizadas si uno tiene estómago delicado y no quiere leer estupideces».
C ontactos ilegítimos
Muchas estupideces fueron precisamente lo que le llevó a cerrar su cuenta de Twitter —con un comunicado que causó un gran revuelo en los foros—, harto y decepcionado con los resultados de su ensayo de comunicación virtual. «Mis seguidores ya sabían que con cien mil seguidores abandonaría la cuenta —asegura—. Saqué mis conclusiones… no creo en la legitimidad de esa clase de contacto con el resto del mundo. Soy una estrella del rock inaccesible, ni siquiera tendría que contestar a esta entrevista».
Internet, sin embargo, ha sido la vía elegida para regalar dieciocho canciones con motivo del décimo aniversario de «El Salmón», «mi pirámide egipcia, mi Titanic —dice el ex Rodríguez—. Fue un ejercicio de libertad y música irreproducible, espero que haya influenciado a una generación de músicos encerrados en sus casas con grabadores rústicos, pensando que son Marlon Brando en “Apocalipsis Now”».
La mayoría de esas canciones son descartes de aquel incomprendido proyecto, así que habrá que esperar para ver de qué pelaje son las composiciones en que anda enfrascado últimamente, quizá más influidas por la vida familiar que poco a poco va relegando al olvido aquellos años oscuros. «Nunca había pensado en el futuro hasta que elegimos colegio para mi hija», asegura. «Pero creo que los camellos afectan más que los hijos a la hora de componer… y a otras horas. También la falta de camellos. Ahora mi principal influencia es el Langui y Residente, con sus rimas me inspiraron cuando escribí mis últimos textos. La rima es un arte maravilloso».
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