lejos de ítaca

De aquí a la eternidad

Si uno pasea saboreando este verano de San Miguel hasta las casetas de la Feria del Libro Antiguo, o sea, hasta la eternidad, compensará de sobra la crispación y la mediocridad políticas

Un año de la muerte de Javier Marías: 'Ride si sapis'

Imagen de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión Isabel permuy

Desde que conozco a José Luis Garci y comparto con él, con Luis Herrero, Rosa Belmonte y otros grandes de la cultura y las ondas a los que admiro, algunas tardes radiofónicas de los jueves, me da por pensar títulos en clave cinematográfica. Esta vez ... yo quería hablar de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión que se acaba de inaugurar, como cada año, en el paseo madrileño de Recoletos. Pero claro. Entiendo que el lector de periódicos, tal y como está de revuelto el patio, acuda en primer lugar a los artículos de opinión buscando la luz en el oscuro túnel de la investidura mientras la inflación y el aceite no paran de subir y nos planteamos seriamente cruzar la raya portuguesa para comprar las botellas de oro líquido a un precio más razonable como hace unas décadas comprábamos los albornoces, los manteles o la ropa interior. Pero entiendo que, si el fiel lector ha llegado hasta aquí, es decir, hasta la sección de cultura es porque, o bien ha sobrevivido a la política, o bien ha decidido saltársela a la torera, hastiado de tanto parlamento y tanta amnistía de periquito.

El caso es que, si uno pasea saboreando este verano de San Miguel hasta las casetas de la Feria del Libro, o sea, hasta la eternidad, compensará de sobra la crispación y la mediocridad políticas. Allí les esperan fieles los de siempre. A mí, al menos me esperan y les diré, en las pocas palabras que caben aquí por qué son mis amigos: Jardiel Poncela porque hay que comenzar el otoño riendo con sofisticación; Anaïs Nin porque siempre es bienvenida una sesión de sexo sin medias tintas; Shakespeare porque cambió y sigue cambiando el mundo; Hemingway, porque gana por knockout; Jack London porque nos enseña que lo mismo da triunfar que hacer gloriosa la derrota; San Agustín porque es el hombre que mejor explica a Dios; Arthur Conan Doyle porque creó a La Mujer; Agatha Christie, porque algunos mataríamos por haber podido escribir como ella; Graham Greene porque también los espías se enamoran; Oscar Wilde porque leer y reír con él es no envejecer jamás; Miguel de Cervantes porque es la prueba de que la mano de Dios manejaba su pluma de don Miguel. Y Paddy porque le amo.

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