Alicia Giménez Bartlett: «El género negro es muy machista»

Se fue Camilleri de la mano de Montalbano, epítome del investigador tostado al sol del mediterráneo, y llega Alicia Giménez Bartlett del bracito de Petra Delicado. Así, de policial a policial y dándole un revolcón a un género que, como explicará más adelante la propia autora, sigue siendo «muy machista», el premio Pepe Carvalho vuelve a mirar al sur de Europa para reconocer a la primera autora que enlazó con éxito las palabras mujer y policía. «Hay que leer muchas novelas para encontrar una mujer que mande. ¡O que mate! Yo tengo tantas mujeres culpables como investigadoras», aclara Giménez Bartlett, que el próximo 5 de febrero recogerá el galardón con el que BCNegra, la semana de novela negra de la ciudad, distingue a un ilustre creador negrocriminal.

En este caso, el galardón coincide con la aparición de «Crímenes que no olvidaré» (Destino), colección de relatos publicados en Italia y Alemania pero inéditos en España que acercan a la inspectora al veinte aniversario de su creación y empujan la serie hasta su décima entrega. Números redondos para una autora que ha despachado más de un millón de ejemplares desde que en 1996 creó con «Ritos de muerte» a una compleja, idealista y a veces ruda inspectora de policía destinada en Barcelona. «En aquel momento había poquísimas policías. Eran contadas», recuerda la escritora, a quien la contradictoria Petra Delicado le permitió entonces establecer un juego entre «lo angelical» y lo severo.

Un contraste que la protagonista de «El silencio de lo claustros», propensa a un buen zurriagazo cuando la situación así lo exige, representa a la perfección. «Se me ha echado en cara que haga uso de la violencia, pero creo que las mujeres hemos tragado mucha quina y hemos deslizado nuestra agresividad hacia dentro. Aveces un mamporro tampoco está mal. Reivindico que tengamos una vena tan violenta como tiene la media social», explica.

Ahora, añade, la mujer ha ganado presencia en la policía y cada vez hay más damas del crimen, pero en realidad las cosas tampoco han cambiado tanto. Ni en lo policial —«en Cataluña sólo ha habido tres comisarias; en España una»— ni tampoco en lo literario. «El género negro es muy machista. Los clásicos han sido autores que han reivindicado mucho la figura masculina», subraya. Quizá por eso el jurado ha valorado especialmente su condición de «pionera» a la hora de aportar una perspectiva femenina y feminista a lo policial. «Claro que soy feminista, pero no me gusta machacar de una manera doctrinal. Prefiero que las mujeres lleven la voz cantante en mis novelas, ya sea como asesinas o como policías, algo que no es habitual en la novela negra. Ni siquiera ahora», relata.

Esa voz cantante nos conduce ahora a «Crímenes que no olvidaré», donde cambia de talla para trazar un arco cronológico y criminal que permita contemplar la evolución de Petra Delicado desde 1997, fecha del primero relato. «Cada vez se independiza más de mí, pero como escribo otro tipo de libros no me veo abocada al aburrimiento o a la obsesión», apunta la escritora, para quien, pese a escapadas como «La Pastora», el noir es lo más parecido a un hogar. «Siempre que vuelvo a la novela negra es un momento de paz».