Habaneras: Ni las acusaciones de prostitución pueden con 'El meu avi'
La voluntad popular ha restituido a la clásica canción de Josep Lluis Ortega Monasterio después de que un documental de la televisión pública catalana lo asociase con una red de prostitución de menores, acusación de la que fue exonerado en 1984
La sorprendente historia detrás de las llamadas habaneras de Cádiz
Carlos Sala
Barcelona
Tú acusa, que algo siempre queda. Ese parece ser el lastre que arrastra desde hace 50 años el compositor Josep Lluís Ortega Monasterio, célebre autor de la habanera 'El meu avi' y uno de los impulsores de la tradicional 'Cantada de habaneras de Calella de Palafrugell' ... . Este militar de oficio, coronel del Ejército del Aire, fue expulsado a finales de 1978 por un tribunal de honor militar por su presunta vinculación con una red de proxenetismo. Sin embargo, en 1984, fue exonerado de toda responsabilidad por el Tribunal Supremo, en su sala quinta, que asumía funciones de justicia militar, y el caso no entró nunca en acusación civil o penal. Ortega Monasterio regresaba así al ejército con 68 años después de que el expediente militar fuera invalidado por carecer de fundamento.
¿El nombre estaba limpio? Ni mucho menos. ¿Lo merecía? La polémica volvió a salir a la luz a finales de 2024 cuando el programa de TV3 'Nits sense ficció' (Noches sin ficción) presentaba el documental 'Murs de silenci. Gran Escala 2000'. Bajo dirección de Anna Teixidor Colomer, que también actuaba como narradora, el documental vinculaba directamente al compositor de habaneras y su mujer con esta red de prostitución. Durante dos años de trabajo, el equipo del programa recopiló 200 entrevistas y decenas de documentos que legitimaban sus alegatos y que les sirvieron para ganar el prestigioso Premio Carles Rahola de documentales. ¿El problema? No hablaron nunca con la familia Ortega Monasterio, ni informaban sobre la exoneración del caso en los años 80.
¿Qué ocurrió realmente? ¿Existió vinculación directa del compositor de habaneras con esta red? Después de la emisión del documental, de la que la familia sólo se enteró al anunciarse su exhibición, los herederos de Ortega Monasterio presentaron una demanda por «intromisión ilegítima contra el honor». El Juzgado de Primera Instancia nº 52 de Barcelona lo admitió a trámite en abril. La familia exigía la retirada del documental, una rectificación pública y un millón de euros para destinarlos a la cultura habanera.
El caso se iba complicando. De noviembre a abril, antes de la demanda de la familia, el nombre Ortega Monasterio cayó rápidamente en la vergüenza. Su aura ominosa no dejó de crecer. Muchas agrupaciones de habaneras empezaron a afirmar que no interpretarían nunca más 'El meu avi'. La Fundación Ernest Morató propuso retirarle el premio '2x4' otorgado a título póstumo. Diversos ayuntamientos con lazos con el compositor debatieron si retirar placas, estatuas o calles dedicadas a su figura. Incluso en ciertos círculos de la Generalitat se estudió si retirarle la 'Cruz de Sant Jordi' que la institución otorga a figuras relevantes del mundo sociocultural catalán.
Todo esto estaría más que justificado si las acusaciones fueran ciertas al 100 por 100. Aquí es donde empiezan los problemas. ¿Lo son? Lo que se sabe es que en 1992 ocurrió el juicio contra el prostíbulo 'Gran Escala 2000', situado en el municipio de Ventalló, en la comarca del Alt Empordà. Sus dueñas, dos hermanas, así como sus cónyuges, fueron condenados por el delito de explotación de menores. Algunos clientes, también acusados, fueron absueltos por no haber pruebas de que conociesen la edad de las víctimas. En el caso no hubo ninguna mención a Ortega Monasterio ni como acusado, ni investigado, ni siquiera citado como testigo.
El documental aseguraba que Ortega Monasterio tenía lazos empresariales con Antolín Fernández, uno de los fundadores del prostíbulo y, según testimonios, era un cliente habitual de otros locales similares de la misma red. Entre ellos, el 'Whisky Club Txoco', situado en Huesca y que, según el documental, era propiedad de Purificación Gastón, la mujer del compositor, información que la familia niega con rotundidad. El caso es que el documental hizo alrededor de 200 entrevistas a personas vinculadas con el caso y creyeron poder asegurar con firmeza la implicación del compositor en la trama. La pregunta entonces es: ¿se equivocaban? ¿Por qué el juicio omitió la implicación de Ortega Monasterio?
No hay nada más difícil de restituir que el honor. ¿Cuál es la verdad de los hechos? La familia se queja de omisiones tendenciosas en el documental y de sólo buscar ese gran titular que sirva de reclamo a expensas de Ortega Monasterio. Según la visión de los herederos, el compositor cayó en desgracia en el ejército cuando se hizo miembro de la Unión Militar Democrática, un grupo progresista. Esto hizo que se movieran hilos para desacreditarle. Ellos hablaban de 'conjura' para castigar al compositor a través de falsas acusaciones sobre conductas impropias. Difícil de demostrar 50 años después. De esto sí que nadie tiene pruebas.
Separar la obra de su autor
A nadie le sorprendió que, en este contexto, se anunciase que la tradicional Cantada de Habaneras de Calella de Palafrugell no acabaría este año con el archiconocido 'El meu avi', obra del malogrado Ortega Monasterio. Según las declaraciones oficiales, la omisión buscaba rejuvenecer el repertorio y favorecer a compositores locales, pero después de cerrar la velada cada año desde 1977, nadie creía de verdad que la razón no fuera otra que un castigo a los presuntos crímenes y malas conductas de su compositor.
La noche del 5 de julio sirvió como un juicio sumarísimo a la polémica. Llegaba el final del concierto y ni rastro de 'El meu avi'. Sin embargo, el abucheo generalizado y una espontánea cantada del público forzaron a que la organización diera marcha atrás y se permitiera a las agrupaciones de habaneras acabar con la tradicional canción. Se da la circunstancia que la retransmisión de TV3 del evento no se ofreció ninguna explicación que contextualizase la situación, e incluso se cerró la retransmisión en el momento de los bises en que los compases de la célebre canción fueron cantadas al unísono por todo el público.
Tres semanas después, la polémica llegaba al Parlament de Cataluña. El consistorio, tras una moción de JxCat, reprobaba la 'censura' de la popular habanera, que todo catalán conoce desde niño. La reprobación se aprobó con los votos favorables de todos los grupos, salvo los del PSC, que votó en contra, y los Comunes, que se abtuvieron.
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El debate sobre si hay que separar la obra de su autor volvió a resurgir. Para los vecinos de Calella y toda la comunidad habanera, 'El meu avi' es un himno que trasciende en mucho a su autor. 20 años después de su muerte, la polémica no ha hecho más que afianzar la creación de Ortega Monasterio como entidad propia cosida a fuego en el corazón del público local. A la espera de saber si el tribunal fallará a favor de la familia contra TV3 y los responsables del documentar por mancillar el honor del compositor, la canción parece que sí formará parte del programa de la cantada de habaneras de Calella de Palafrugell de 2026. ¿Quién era en realidad Ortega Monasterio? Para el público de las habaneras, eso ya no importa.
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