El pájaro de las cuatrocientas voces, príncipe de los imitadores
Las aves no cuentan con cuerdas vocales para emitir sonidos, esta habilidad la consiguen gracias a un órgano que tienen en su tórax denominado siringe

Las aves son los vertebrados que tienen el repertorio más completo de producción de sonidos, siendo los cantos de las paseriformes los más desarrollados. El nombre de este grupo hace alusión al nombre latino del gorrión (Passer), por lo que se podría decir que las ... paseriformes son literalmente las aves que «tienen forma de gorrión».
Son capaces de emitir una enorme gama de sonidos, los cuales se pueden agrupar en dos grandes grupos: las llamadas y los cantos. Los primeros son sonidos breves formados por una estructura acústica simple y sin un patrón claramente definido. Por su parte, los cantos están formados por una serie larga de notas armoniosas, con patrones definidos en el tiempo y con una melodía perfectamente construida. La complejidad de los cantos varía entre las distintas especies y las poblaciones.
Con los cantos los machos pretenden atraer a las hembras durante la época reproductiva y defender el territorio de otros machos, mientras que las llamadas tienen una funcionalidad diferente, se articulan como tonos de alerta o angustia.
El secreto está en la siringe
El canto de las aves no es igual a lo largo de todo el año, depende de la estacionalidad y de la luz diurna. Cuando las horas de luz aumentan se estimula la producción de la testosterona masculina y, en consecuencia, empiezan a cantar. Y a la inversa, cuando las horas de luz diurna se reducen, el ciclo hormonal cambia y los sonidos que emiten se restringen.
El secreto de los chirridos, gorjeos, silbidos y trinos de las aves está en una estructura anatómica conocida como siringe. Se encuentra situada en la parte baja de la tráquea, en el punto en el cual se divide en los bronquios y funciona de una forma análoga a la laringe de los mamíferos.
La siringe está formada por cartílagos que se encuentran unidos a una potente musculatura que tiene la función de ensanchar o reducir la luz del tubo con el objeto de formar una caja de resonancia y regular el paso del aire. En el caso de los gorriones la siringe tiene unos ocho milímetros de diámetro, lo cual representa, aproximadamente, cuatro veces el grosor de un espagueti.
La mascota de Jefferson
En América del Norte, Central y el Caribe vive un ave paseriforme conocida como cenzontle común (Mimus polyglottos ). Es un animal de pequeño tamaño -en torno a los veinte milímetros- que se suele alimentar de insectos y frutas. Los ejemplares adultos son de color grisáceo por la parte superior del cuerpo, con ojos de color amarillo pálido y pico negro, ligeramente curvo.
Se cuenta que la mascota preferida de Thomas Jefferson (1743-1826), uno de los padres fundadores de Estados Unidos, era uno de estos ejemplares, al que bautizó con el nombre de Dick.
Una amiga del presidente nos dejó esta singular postal de la Casa Blanca: «Siempre que estaba solo abría la jaula y dejaba que aquel pajarillo volara libremente por la estancia. Tras revolotear durante un rato de objeto en objeto, Dick se posaba sobre su escritorio y le regalaba las notas más dulces, o bien se posaba en su hombro y comía de sus labios».
Y es que, al parecer, Dick asumió las tareas de asesor del presidente, ya que siempre que Jefferson tenía que tomar una decisión compleja dejaba a Dick en libertad, en espera de que su canto le ayudase a encontrar la mejor solución para la nación.
El vocablo cenzontle deriva del náhuatl y significa cuatrocientos, ya que a este príncipe de los imitadores se le atribuía la capacidad de imitar hasta cuatrocientos cantos diferentes. Los científicos han reducido esta cifra a doscientos gorjeos distintos, que no está nada mal, siendo capaz de imitar en un espacio de una hora más de cincuenta especies de aves.

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.
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