Drew Weissman, inmunólogo y ‘padre’ de la vacuna contra el Covid-19: «Recibo amenazas de muerte todas las semanas»

Usted, junto con Katalin Kariko, fundaron la empresa RNARx aunque los primeros experimentos no habían tenido mucho éxito. ¿Por qué estaban tan seguros que este método funcionaba?

Es cierto que, cuando empezamos, el ARN mensajero ya había fracasado en algunos de los ensayos clínicos, por lo que a las empresas no les interesaba mucho. Sin embargo, nosotros vimos que esta tecnología tenía un enorme potencial y pensábamos que no le habían dado todas las oportunidades que se merecía.

¿En qué momento y por qué se pusieron manos a la obra con la vacuna contra el coronavirus?

Llevábamos haciendo vacunas desde hace mucho tiempo. De hecho, nuestra primera publicación fue una vacuna contra el zika. Con ella demostramos que funcionaban y que podíamos crear una vacuna que protegiera a los monos contra la infección .

¿Vamos a ver cómo crecen las pandemias de aquí a medio y corto plazo?

Los investigadores sobre cambio climático podrían decir más al respecto, pero creo que posiblemente veamos cómo aumentan las pandemias debido a que el hombre está constantemente interfiriendo en los hábitats de los animales. Por eso es lógico pensar que este tipo de enfermedades crecerá en los próximos años.

¿Es de los que creen que hemos sacado enseñanzas positivas de la pandemia o de los que opinan que ya lo hemos olvidado todo?

Los científicos sí que han aprendido y saben que nos hace falta un mejor abordaje para estar preparados para las próximas pandemias. Y creo que el ARN ha conseguido ocupar un lugar importante como vacuna y como tratamiento. Mucha gente ahora es consciente de la necesidad de tener que llevar a cabo investigación básica. No todo el mundo, es cierto; pero personas clave como políticos, empresarios e incluso científicos entienden de su importancia.

¿Observa paralelismos entre el coronavirus y la viruela del mono o estamos en tal estado de histeria que todo nos recuerda a esos momentos en los que estábamos encerrados en casa?

La viruela del mono nunca se convertirá en una pandemia a nivel del coronavirus. Desde luego que nos preocupa porque se está expandiendo más de lo que habíamos visto nunca, pero desde luego no será otro Covid-19.

Aunque se decía lo mismo del coronavirus hace un par de años…

Sí, pero es diferente, porque el coronavirus afecta al aparato respiratorio, por donde es más fácil que se propague. Sin embargo, la viruela del mono requiere de un contacto estrecho. Nunca hay certezas absolutas, pero personalmente no creo que esta enfermedad se vaya a expandir por todo el mundo tal y como sucedió con el coronavirus.

Durante los primeros meses del coronavirus existieron casos de personas con efectos secundarios importantes, e incluso hubo países que dejaron de inocular ciertas vacunas.

En realidad, así funciona la investigación. Sabíamos que algunos adenovirus tenían la capacidad de provocar efectos en la coagulación, pero las cifras eran muy pequeñas, de una persona entre cien mil. Aquí es una decisión de riesgo y beneficio: los adenovirus eran estables y crearon una increíble vacuna; pero también es cierto que un pequeño porcentaje de la población sufría estas consecuencias, por lo que que era y es comprensible su miedo.

¿Y el de los antivacunas?

Esta corriente se puede plantear de varias maneras. Sin embargo, de todos los que más me preocupan son ese puñado de médicos que predican que la vacuna no es segura. Aunque si profundizas, te das cuenta de que son gente que de forma paralela promociona otros tratamientos falsos solo para vender sus locuras de terapias y ganar dinero. Para mí eso es un delito, y deberíamos encerrar a esa gente porque están planteando riesgos para la salud pública tan solo para lucrarse. Por otro lado, tampoco me gusta que se haya politizado tanto el tema y que se haya convertido en un arma política que consigue que la gente odie la vacuna. Eso es horrible, los políticos no deberían sacar provecho de ello solo para conseguir más poder.

Médicos, políticos y también artistas, deportistas, gurús de las redes sociales…

El problema es que se ha prestado mucha atención a mucha gente con ideas muy locas que propagan su mensaje por las redes sociales. Me hubiera encantado reunirme con ellos para explicarles lo seguras y efectivas que son las vacunas, que han salvado millones de vidas. Lo que hay que hacer es dejar de escuchar a esos locos y empezar a prestar atención a los científicos, que cuentan realmente qué son y cómo funcionan.

¿A su alrededor había algún antivacunas con el que haya tenido que debatir o discutir?

Yo recibo amenazas de muerte todas las semanas y mi laboratorio ha implantado fuertes medidas de seguridad debido a esta situación. Personalmente, he hablado con muchas personas que tenían dudas sobre la vacuna. A algunos les he podido convencer; otros están tan seguros de que la vacuna es mala que poco se puede hacer con ellos. Aquí entra el papel de los políticos y la gente de las redes sociales que está expandiendo estas mentiras. Tienen que ser honestos y reconocer que las vacunas son seguras.

Hacer vacunas casi se ha convertido en un trabajo de riesgo, entonces.

Yo hago ciencia básica y mi labor consiste en desarrollar nuevas terapias. No tengo ningún tipo de relación con las empresas farmacéuticas, pero las vacunas nunca han sido una aventura que diera mucho dinero. Lo hacían porque era importante, porque era algo necesario para echar un cable al mundo. Pero hoy en día, vacunas como la de Moderna o Pfizer han generado mucho dinero, por lo que hay muchas compañías que ahora quieren meterse en este campo del ARN mensajero.

Hay quien piensa que las farmacéuticas son el ‘villano’ en la película de las enfermedades.

Creo que no interpretamos bien lo que hacen las empresas farmacéuticas. Ellos elaboran fármacos que curan a muchas personas, pero también son compañías que tienen que ganar dinero y animar a los inversores para que financien las investigaciones. Sí, ganan dinero con lo que hacen, pero también salvan millones de vidas y tenemos que darles el reconocimiento por eso.

¿Qué opina de la variabilidad de acceso a las vacunas dependiendo del país?

Es algo por lo que llevo luchando toda mi carrera profesional. He trabajado con investigadores en Tailandia para crear una vacuna contra el coronavirus allí, porque no confiaban en que las vacunas que elaboramos en occidente estuvieran disponibles para ellos inmediatamente. Ahora están en los ensayos clínicos de fase tres con su propia vacuna que se distribuirá en todo el sureste asiático. Tenemos también una fábrica en Sudáfrica y en otros países, como Ruanda o Brasil, y poder dar más acceso a todo el mundo. En mi opinión, lo importante no es solo que tengan la vacuna, sino también el control sobre ella.

¿Cómo cree que será nuestra vida a partir de ahora?

La pandemia está bajo mejor control. Hay en muchos sitios donde los efectos graves y las muertes se han reducido de manera muy importante, y la gente está volviendo a la normalidad, a su vida cotidiana. Pero pasarán años hasta que el Covid se convierta en algo totalmente endémico y que lo cataloguemos igual que hacemos con la gripe. Sin embargo, habrá más pandemias en el futuro y tendremos que estar preparados para hacerles frente y crear rápidamente nuevas vacunas. Y esto tiene que ser un esfuerzo colectivo que implique ciencia, gobiernos y cada persona.