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El cruento ataque de anguilas eléctricas contra caballos fue real

Un investigador confirma que estos peces pueden saltar fuera del agua para administrar fuertes descargas a un posible depredador, lo que durante 200 años se ha considerado una leyenda

Ilustración de la batalla entre los caballos y las anguilas eléctricas de Alexander Von Humboldt CC
Judith de Jorge Gama

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Un relato legendario del famoso explorador del siglo XIX Alexander von Humboldt describe una cruenta batalla entre unos caballos y anguilas eléctricas de la que fue testigo en un viaje al Amazonas. El naturalista narra cómo el extraordinario ruido del pataleo de los caballos en el agua «hace salir del limo a los peces y los excita al combate». Las anguilas atacan a los aterrorizados equinos con «descargas por todo el cuerpo», hasta el punto de que «varios sucumben y desaparecen bajo el agua». En cinco minutos, dos se han ahogado. Otros logran alcanzar la orilla y se tumban fatigados y con los miembros adormecidos por las conmociones eléctricas.

Kenneth Catania , biólogo de la Universidad de Vanderbilt (Nashville, EE.UU.), conocía la increíble historia, pero pensaba que se trataba de una exageración, ya que en 200 años no ha habido informes científicos de un comportamiento similar por parte de las anguilas. «La primera vez que leí el relato de Von Humboldt, pensé que era muy raro. ¿Por qué iban las anguilas a atacar a los caballos en vez de salir nadando?», se preguntaba.

Pero el año pasado, el biólogo descubrió accidentalmente que, bajo ciertas condiciones, las anguilas eléctricas pueden reaccionar aún más violentamente que lo descrito por el antiguo explorador . Aunque parezca increíble, cuando se sienten acorraladas por un objeto amenazador que está parcialmente sumergido, las anguilas a menudo saltan fuera del agua, presionan su barbilla contra el costado del objeto y administran una serie de poderosas descargas eléctricas. Lo explica Catania en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Como un taser

El biólogo mantiene en grandes tanques las anguilas que estudia. Inicialmente, utilizaba una red con un borde metálico y un mango para transferir las anguilas de un lugar a otro. «Probablemente no era el mejor diseño para ser utilizado con anguilas eléctricas», reconoce. Sin embargo, mientras recogía los ejemplares más grandes se encontró con que, de vez en cuando, una no intentaba evitar la red sino que la atacaba saltando fuera del agua mientras presionaba el mango con la barbilla, a la vez que generaba una serie de pulsos de alto voltaje. Como llevaba guantes de goma, el investigador no sufrió daños.

En un estudio previo, Catania encontró que las anguilas interpretan los objetos conductores pequeños como presa. En el caso de la red de montura de metal, las anguilas parecen entender un gran conductor emergiendo del agua como un depredador potencial. Catania describe el comportamiento defensivo de la anguila como «impactante tanto literal como figurativamente»

Otras investigaciones previas de Catania también han demostrado que cuando las anguilas atacan a un pez que nada libremente, le golpean con una descarga de alta frecuencia en milisegundos. Los músculos del pez se contraen y el animal queda inmovilizado como sucede cuando se aplica un taser, un arma de electrochoque. Por supuesto, al igual que ocurre con una pistola eléctrica, los pulsos de la anguila activan inevitablemente los nervios sensoriales que causan dolor, lo que resulta útil no ya para capturar presas, sino, sobre todo, para disuadir a un depredador.

Más letal fuera del agua

Catania diseñó una serie de experimentos para observar el comportamiento de las anguilas. En primer lugar, comprobó que las anguilas ignoran la mayoría de las cosas que no conducen la electricidad , lo cual tiene sentido porque los seres vivos normalmente lo hacen. Al conectar un voltímetro y un amperímetro a una placa de aluminio, el investigador midió la naturaleza y la fuerza de los impulsos eléctricos. Se encontró que tanto el voltaje y el amperaje producido por las anguilas aumentaron drásticamente a medida que la anguila saltaba más alto hasta el conductor.

Cuando la anguila está totalmente sumergida, el poder de sus impulsos eléctricos se distribuye a lo largo del agua. Si el cuerpo de la anguila se extiende fuera del agua, el camino que recorre la corriente eléctrica pasa de su barbilla directamente al objetivo . Entonces, la corriente eléctrica viaja a través del objetivo hasta que puede salir de nuevo en el agua, donde se desplaza otra vez a la cola de la anguila, completando el circuito.

«Esto permite a las anguilas dar choques con una cantidad máxima de potencia a animales terrestres parcialmente sumergidos que invaden su territorio», dice Catania. «También les permite electrificar una porción mucho mayor del cuerpo del invasor».

Un cocodrilo luminoso

Para ilustrar este efecto visual, el investigador cubrió con una red de LEDS y una banda metálica conductora un cocodrilo de plástico. Cuando una anguila ataca, el objeto se ilumina. «Cuando ves los LEDs que se iluminan, piensas en ellos como las terminaciones de los nervios del dolor estimulados. Esto te da una idea de la eficacia de estos ataques», explica el biólogo.

La secuencia muestra cómo una anguila eléctrica ataca una cabeza falsa de cocodrilo equipada con LEDs que se encienden con los impulsos eléctricos K.C.Catania/Vanderbilt University

Catania se dio cuenta de que sus anguilas atacaban más a menudo cuando el agua en el acuario se reducía, probablemente porque se sentían acorraladas . Gran parte de la cuenca del Amazonas, donde viven las anguilas eléctricas, está bajo el agua durante la estación lluviosa, pero, durante la estación seca, el agua se retira dejando muchos estanques y recodos que podrían restringir la libertad de movimiento de estos peces y hacerlos vulnerables a los ataques de depredadores terrestres.

El poder de la anguila aumenta fuera del agua K.C.Catania /Vanderbilt University

A pesar de su poder, los pulsos que las anguilas producen mientras están totalmente sumergidas podrían no ser suficientes para disuadir a un depredador terrestre hambriendo si este puede mantener la mayor parte de su cuerpo fuera del agua. Además, en algunos lugares las anguilas eléctricas se reproducen durante la estación seca y podrían beneficiarse de tener una forma efectiva de proteger a sus crías.

Para Catania, «parece razonable sugerir que Humboldt observó un comportamiento similar de la anguila el 19 de marzo de 1800». Una leyenda hecha realidad.

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