«Todos están deseosos de saber si alguien valora su aportación y les reconozca su persona»

Se ha demostrado que muchas veces ofrecer enormes primas o bonificaciones a directivos de grandes empresas no sólo no se traduce en un aumento de su motivación, sino que incluso puede producir un descenso, y, sin embargo, este sigue siendo el principal recurso al que recurren muchas empresas. ¿Por qué? Porque no se dan cuenta de que el dinero en sí no es un fin, sino tan sólo un camino hacia un destino mayor que el propio dinero. El dinero tiene mucha fuerza cuando se necesita para cubrir necesidades, pero una vez están cubiertas, su fuerza se desmorona. ¿Y qué es aquello que, llegados a ese punto, cobra más valor que el dinero?

El significado.

Una vez cubiertas sus necesidades económicas, las personas pasan al siguiente estadio, al del significado, en el que quieren saber que son parte de algo, que trabajan de cara a algo mayor que ellos mismos, que lo que hacen cuenta, que su rendimiento aporta y que alguien lo valora. El problema es que si un día tras otro nosotros no miramos a esa persona a los ojos y no le reconocemos que su contribución tiene mucho valor, inevitablemente dejará de creer que lo tiene. Curiosamente, mi experiencia me dice que las empresas más grises son las que menos reconocen el valor de su gente, y las más modernas y dinámicas, las que no tienen problema en dar un reconocimiento personalizado, específico y en público.

#LaInteligenciadelÉxito

El día que ya no tengas a tu lado a alguien, lo que más lamentarás no será lo que siempre pensaste sino lo que nunca dijiste.

@Anxo

Esto es aplicable al trabajo pero también al 100 % de nuestro entorno, desde nuestra madre o nuestro hijo hasta el panadero al que sólo damos los buenos días. Lo podrán admitir o no, pero todos están deseosos en mayor o menor medida de saber que alguien valora su aportación y de que alguien les reconozca su persona, no por aquello que podrían ser, sino por aquello que ya son.

Haz este ejercicio entre tus conocidos. Pregunta si recuerdan algún día de su infancia en que un maestro o un compañero los elogiase o felicitase por algo. Apuesto que todos recuerdan ese momento e incluso con todo tipo de detalles. ¿Por qué? Por dos motivos. Porque el número de veces que alguien les regaló un cumplido impactante es demasiado reducido y porque un elogio verdadero, sincero y genuino tiene un efecto tan contundente en el cerebro humano que lo puede impregnar durante años o incluso para toda la vida.

Dado que todo lo incluido en este libro está orientado a un crecimiento de tu persona y a un aumento de tu inteligencia pero sólo de cara a la acción, permíteme pedirte que seas tú quien de vida a este Peldaño reconociendo a alguien, quien sea, por algo, lo que sea, antes de que transcurran 24 horas, a fin de que su enorme poder se transforme en hechos reales en un periodo de tiempo inferior a un día.

#LaInteligenciadelÉxito

Si el destinatario nunca llega a saberlo, de nada sirve el regalo.

@Anxo