Cómo aprender a gestionar los nervios

La mayoría de las causas van a depender de nosotros mismos y de nuestra forma de afrontar lo que nos pasa. «Si por lo general somos más inflexibles, meticulosos y poco empáticos, con mucha probabilidad, van a existir muchos más factores externos que nos lleguen a poner de los 'nervios'», indica Rueda.

Al final, el control de esos nervios no es ni más ni menos que el control sobre cómo nosotros interpretamos aquello que nos pasa y cómo lo enfrentamos. Si nuestro afrontamiento es más reflexivo que impulsivo podremos recapacitar sobre aquellos hechos que nos irritan y posiblemente sobrellevarlo de mejor manera.

«Sin embargo, esto no quiere decir que siendo muy calmados vayamos a conseguir que nada nos moleste, pero sí podremos hacer que no nos irrite en tanto grado y que no nos dure tanto el enfado, evitando así, que nos pueda afectar de forma negativa», expone la psicóloga.

El estar expuestos constantemente a situaciones irritantes puede ser muy perjudicial, produciéndonos consecuencias negativas como el estrés , la indefensión , deterioro de nuestra autoestima , ansiedad o ataques de ira descontrolados .

Eso sí, las consecuencias van a depender del tiempo al que estemos expuestos a esos factores estresantes o que nos ponen de los 'nervios' y nuestras habilidades para afrontarlos de la mejor forma.

En el caso de no poner remedio, la psicóloga advierte que esto hará que estemos en un estado de alerta constante, generando dosis altas de cortisol, la famosa hormona de estrés. «A corto plazo no nos genera daño alguno, pero a largo plazo y de forma mantenida puede tener consecuencias», señala Rueda.

Coloquialmente se ha utilizado la expresión ' me pone de los nervios ' para referirse a un estado de las personas en el que un hecho o individuo nos pone nerviosos, irritados o incluso nos molesta. Es una expresión muy utilizada y que de alguna forma nos ha ayudado a poder identificar ese estado, ponerle nombre e incluso saber a qué se debe.

Normalmente, esto lo identificamos y nos desahogamos con los demás, explicando qué nos saca de quicio de tal situación o lo molestos que nos encontramos ante tal persona. Pero además hay otras formas de gestionar estos nervios.

La alimentación influye en sufrir más o menos nervios, aunque no podemos considerarlo como una causa. No obstante, se podría dar en algunos casos, como en los que no tenemos una alimentación adecuada y estamos malnutridos. «Aquí nuestro cerebro no funciona todo lo bien que debería funcionar, por lo que pensar nos cuesta más y podemos interpretar erróneamente», manifiesta Rueda.

Un ejemplo de ello son los efectos de las dietas muy restrictivas , que afectan directamente sobre nuestros estados de ánimo, haciéndonos más irritables y que más cosas nos pongan de los nervios.

«También si tomamos alimentos o bebidas que son estimulantes y que ya de por sí nos activan, hará que ante situaciones que nos ponen nerviosos, lo afrontamos de forma activa e incluso confrontativa que si previamente estamos más tranquilos y en calma», indica la psicóloga.