«Estoy siempre cansada»: qué alimentos me faltan y cuáles me sobran

«Seguro que esperabas leer primero «qué me falta», y esa es la primera lección que debemos aprender», plantea Palenzuela. La explicación está en que, según aclara la experta, Influye mucho más en el cansancio aquello que está, pero no debería estar o al menos debería reducirse; que aquello que añadimos, por muy bueno que sea o por muchas propiedades que tenga. «¿A que si a unos nachos con salsa de queso le pones una hoja de lechuga no se convierte en una comida ligera? Pues esa es la idea», plantea la experta.

Lo primero que se debería hacer, por tanto, es reducir o eliminar lo que quita vigor, pues una vez que se logre que deje de formar parte del día a día, ya será posible centrarse en mejorar la alimentación añadiendo nuevos hábitos o soluciones.

«Es casi seguro que no extrañe esta lista de alimentos, pero lo que quizá no se sepa y es clave, es que comer más de lo que se necesita, ya sea de forma constante (se convierte en un hábito comer más de lo que se requiere para mantener la energía ) o de forma puntual (te pasas en alguna comida o cena), te roba mucha energía», explica. Y el caso es que, como la experta aclara, la argumentación que avala esta tesis es simple: toda esa energía que necesita el cuerpo para la digestión y para metabolizar esos alimentos no estará disponible para el sistema motor (el que te permite el movimiento y la fuerza) o cognitivo (procesos mentales), y tampoco se podrá usar para las tareas de desintoxicación, eliminación de desechos o reparación de tejidos.

Y lo mismo sucede, según añade, cuando se come de manera frecuente y en cantidades elevadas los alimentos de la lista de alimentos que «suman cansancio»: la inflamación que se genera en el organismo debe ser combatida y reducida y para ello se requiere energía.

Así, mientras el organismo combate la inflamación, está usando tu energía disponible y no la podrá emplear para el resto de procesos. «¿Te suena tener sueño después de una comida? Pues ahí tienes a tu cuerpo lidiando con lo sucedido», comenta Palenzuela. Por eso su consejo para combatir esa dinámica es sencillo: reducir o eliminar los productos de la lista en el día a día y aprender a comer para no caer constantemente en excesos que roban energía vital.

Sólo se podrá abordar este punto si se ha hecho previamente un buen trabajo de revisión y mejora de lo anterior, es decir, si se han eliminado o reducido aquellos alimentos y hábitos que suman cansancio; ya que solamente si se ha hecho ese trabajo se podría empezar a pensar en añadir cosas más saludables.

Antes, eso sí, conviene entender cuáles son los nutrientes que necesita el organismo, según propone Palenzuela, pues si las células no reciben el combustible que necesitan para funcionar bien y de forma completa, irán a medio gas. La experta recuerda en este sentido que parte de las células son las responsables de las funciones de suministro, generación de energía y reparación de tejidos, por lo que si el organismo no recibe suficientes hidratos de carbono, proteínas, grasas de calidad, vitaminas, minerales y oligoelementos lo más probable es que no muestre su mejor rendimiento.

Por tanto, para entender bien que lo que se come afecta a la energía y el bienestar hay que tener claro que no solo se trata de no comer en exceso, sino que lo importante es comer lo necesario que además sea de calidad («la mayor parte del tiempo posible, no es necesario ser extremista», aclara.

Entonces, ¿Qué puede estar faltando si se sufre un cansancio crónico? Una nutrición adecuada, según precisa Palenzuela, debería incluir alimentos que aporten triptófano, omega 3, magnesio, vitamina C y hierro, pues estos nutrientes son especialmente importantes para tu energía. Este es el listado de algunos de los alimentos que son interesantes en este sentido:

Pero además de tener claro lo que nos sobra y lo que nos falta a la hora de alimentarnos la experta aconseja igualmente ver la posibilidad de hacerse un chequeo médico pues si esa persona tiene niveles muy bajos de hierro (anemia), es probable que necesite seguir un tratamiento puntual de suplementación de hierro (pautado por el médico) para remontar esas cifras hasta alcanzar niveles saludables y partir desde ahí para mantenerse o incluso mejorar gracias a la alimentación.

Más allá de la nutrición, la experta reconoce que existen otros factores que pueden estar influyendo (a la vez) en el cansancio, por lo que también conviene revisarlos. Somos lo que comemos, sí, pero no solo somos lo que comemos.

Algunos aspectos que se deben valorar son: las horas de sueño, la calidad de tu sueño, los horarios, el nivel de estrés, el bienestar en el entorno de trabajo, las relaciones personales, la forma de gestionar el día a día y los desafíos que se presentan en la vida cotidiana, tu actividad física (si no te mueves y haces menos de 6000 pasos al día, será mayor el cansancio) y la práctica regular de ejercicio físico (si no haces ejercicio, sentirás mucha menos energía).

«Tu cansancio es un signo que debe hacernos poner la mirada hacia nosotros para ver dónde y cómo puedes tratar mejor a tu cuerpo, que es tu templo y tu vehículo para vivir tu mejor vida», argumenta Palenzuela. De hecho, la experta está convencida de la eficacia de tomar el autocuidado como una oportunidad no solo de mejora física, sino también de crecimiento personal.