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Nutrición

Cómo congelar el marisco para que llegue perfecto a las comidas navideñas

Según el tipo de marisco, debemos guardarlo crudo o cocido, y aguantará más o menos días

Los pequeños crustáceos (cigalas, gambas, langostinos…), debemos congelarlos en crudo Adobe Stock
María Alcaraz

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Oh, el marisco, ese imprescindible en una mesa navideña. Para muchos es difícil imaginar una nochebuena o una navidad sin las gambas, los langostinos y alguna que otra cosa más. Si nunca es apetecible hacer una larguísima cola la mañana del día 24 para comprarlo en la pescadería, este año también es mejor evitarlo para evitar «pequeñas» aglomeraciones. Por ello, puede que tengamos que comprar con un poco de previsión el marisco , y aquí entra en juego la conservación.

Una opción puede ser comprar el marisco fresco, y después congelarlo para reservarlo para los días señalados. «La mayoría de mariscos aguantan en el congelador entre tres y cuatro semanas en buen estado», asegura Sara Martínez, nutricionista de Alimmenta , que advierte que es esencial tener en cuenta, por un lado que el marisco que compremos sea fresco, y por otro las peculiaridades de cada tipo para poder conservarlo correctamente .

Cómo congelar cada tipo de marisco

En el caso de los grandes crustáceos (nécoras, centollos, bogavantes, bueyes de mar…), la recomendación es comprarlos vivos, y cocerlos antes de meterlos en el congelador. «Se recomienda envolver el marisco en un paño empapado con el mismo agua de la cocción y después cubrirlo en papel film o meterlo en una bolsa de congelación», explica la nutricionista.

Si hablamos de los pequeños crustáceos (cigalas, gambas, langostinos…), debemos congelarlos en crudo, salvo en el caso de la cigala que puede ennegrecer un poco la cabeza y, en este caso, sería mejor cocerla antes. «Antes de congelarlos es importante sellarlo bien para que no entren en contacto con el aire. Esta familia de mariscos puede aguantar hasta seis meses congelada», apunta. Añade la nutricionista Elisa Escorihuela, colaboradora de ABC Bienestar , que este tipo de marisco tiene un punto de cocción muy corto y por tanto «es fácil que si los congelamos cocidos se nos queden demasiado secos».

Los bivalvos (mejillones, almejas, berberechos, navaja, zamburiñas…), por su parte, deben congelarse en crudo y, recomienda la nutricionista, deben estar vivos en el momento de su compra. «Antes de congelar también es importante lavarlos bien y sellarlos en bolsa de congelación o al vacío. Este tipo de marisco puede aguantar hasta tres meses en el congelador», dice. Recomienda la colaboradora de ABC que nos aseguremos de que no hay ninguna rota, o en mal estado, antes de congelarlas. La excepción a estas congelaciones son los percebes y las ostras que, indica la profesional, no deben ser nunca congelados, sino consumidos al momento. Elisa Escorihuela, habla sobre esta peculiaridad de las ostras: «Aunque se podrían congelar no es recomendable, lo primero por seguridad alimentaria, ya que una vez congeladas no podrás saber si están o no en mal estado. Y por otra parte pueden perder muchas de sus características. En este caso, mejor no jugársela».

Otra opción, si queremos tener bien prevista las comidas, y que sea más económico, es comprar el marisco directamente congelado. «Es más sabroso si lo hemos cocinado inmediatamente posterior  a su compra en estado fresco, pero los mariscos congelados y envasados al vacío pueden ser una buena elección », apunta la profesional que recuerda que, a nivel nutricional, los mariscos congelados conservan bien todos los ingredientes.

Beneficios del marisco

Si nos centramos en qué nos puede aportar el marisco, más allá de ser un producto muy rico, este, comenta Mireia Elías, dietista-nutricionista de Instituto Centta , «se caracteriza por ser bajo en calorías y en contenido graso , por su contenido en omega, parecido al de los pescados magros».

El contenido de colesterol es muy variable entre unos y otros. «Los que mayor contenido poseen son las gambas, langostinos y cigalas con 200mg de colesterol por cada 100g; después, el bogavante y la langosta con 150mg y, por último, el cangrejo y la nécora con 100mg», indica Mireia Elías. Asimismo, apunta que el colesterol se encuentra en la cabeza de estos alimentos, por lo que una solución puede ser combinar recetas en los menús navideños en las que algunas se incluyan las cabezas, y en otras no.

La profesional advierte que el alcohol, junto con el marisco, aumenta el colesterol; el hígado es el encargado de metabolizar ambos (alcohol y colesterol) y se produciría una sobrecarga. «Para mejorar esta situación debemos evitar combinar marisco con otros alimentos que también aumenten el colesterol como carnes o embutidos grasos y potenciar aquellos con grasas saludables, vitaminas, minerales y antioxidantes y la gran olvidada ingesta de agua», indica.

Por otro lado, nos encontramos ante un alimento con alto contenido en proteína magra y hierro de alta absorción . «Si lo mezclamos con vitamina C, como exprimir limón por encima, por ejemplo, potenciamos esta absorción más aún», recomienda la nutricionosta. Por último, resalta su alto contenido en sodio, por lo que recuerda que no se debe abusar de él, y también de otros minerales beneficiosos como potasio, fósforo, yodo, magnesio, calcio o selenio.

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